Aunque la creencia general es que si quieres mantener la línea es preferible tomar leche desnatada o semidesnatada frente a la leche entera, un reciente estudio ha echado por tierra dichas creencias. Investigadores suecos han estudiado más de 19.000 mujeres de mediana edad, comprobando que las que al menos tomaban una ración de leche entera o de queso al día engordaban menos en los siguientes 9 años que las que tomaban dichas raciones con menos frecuencia que diaria. Los resultados de la investigación se han publicado en American Journal of Clinical Nutrition.
Ha habido estudios que han probado el papel de los productos lácteos en el control del peso, pero todavía no esta clara la conexión. La directora del proyecto sueco, Magdalena Rosell, opina que la asociación entre ingesta de productos lácteos y ganancia de peso no refleja en absoluto una acción directa de dichos productos. Los hábitos alimenticios son marcadores de un tipo de vida. Las mujeres que toman leche entera pueden tener otros hábitos, que ayudan a la pérdida de peso.
En la investigación analizada se encuestaron 19.352 mujeres, de edades comprendidas entre 40 y 55 años. Se les preguntó por sus dietas, peso y otros factores de salud, al inicio del estudio y 9 años después. Las mujeres que tomaban al menos una ración diaria de leche entera o queso fueron menos probables a que tuvieran una significativa ganancia de peso, definida como un kilo o más al año.
Una teoría de por qué los productos lácteos pueden estar relacionados con menores pesos corporales es que el calcio puede ayudar a la regulación de la grasa, aunque algunos estudios lo han rebatido. Otra teoría es que el ácido linoleico conjugado encontrado en los productos lácteos puede ayudar al control del peso.
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