El número de nuevos casos de cojeras en las vacas lecheras puede descender hasta el 25% si se lleva a cabo un examen profiláctico y recorte de la pezuña durante la mitad de la lactación. Esta práctica no debería representar un excesivo coste a los ganaderos y sin embargo, mejoraría mucho el bienestar de las vacas. Así lo ha puesto de manifiesto un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Florida (EEUU) y publicado en el número de enero del Journal of the American Veterinary Medical Association.
Para el estudio se tomaron 333 vacas Holstein sin cojeras aparentes, que se distribuyeron en dos grupos, 204 días después del parto. A las vacas colocadas en el grupo de tratamiento (n=161) se les examinaron las pezuñas y se les trataron en el caso necesario. Las vacas en el grupo de control (n=172) no se examinaron.
A las vacas se les asignaron una puntuación por locomoción de forma semanal, durante 28 semanas, tras la colocación en los grupos. El número de vacas clasificadas como cojas durante el final de la lactación (aproximadamente entre los días 205 y 400 tras el parto) se comparó entre los grupos para establecer la eficacia del examen profiláctico y el arreglo de la pezuña. El resultado fue que la incidencia de la cojera durante el final de la lactación era un 24% en vacas, en el grupo de control y un 18% en el grupo de tratamiento.
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