Recientemente, la administración argentina recomendó a los industriales lácteos a que, como máximo, solo pagaran a los ganaderos 15 céntimos de euro/l, lo que supone 2 céntimos menos que lo que venían cobrando. Dicha medida provocó un gran malestar entre los productores de leche. Los precios percibidos por los ganaderos argentinos en septiembre de 2007 llegaron a 18 céntimos de euro/l, mientras que un año antes solo fueron de 11 céntimos.
La administración argentina ha reconsiderado su recomendación y ha aconsejado un precio máximo de 16 céntimos, cantidad que está a mitad de camino entre lo percibido actualmente y lo sugerido previamente por el gobierno, según publica el Boletín Exterior del MAPA. Este precio anunciado por el Ministro de Economía trata de conseguir un equilibrio entre el mercado exterior y las necesidades del interior.
La cuantificación de los costes de producción está generando cifras dispares. El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA), los situaban entre 16-17 céntimos de euro, mientras que la Secretaría de Comercio los cifraba en 11 céntimos.
Esta disparidad de cifras de los costes de producción se debería a que, en el caso de los 11 céntimos, se tendrían en cuenta solamente los gastos directos, mientras que en los estudios del INTA incluyen los gastos de renovación de la explotación, junto al “costo de oportunidad” que sería el lucro cesante de no dedicar las tierras a otras actividades, como la soja.
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