Lavar las frutas y hortalizas frescas antes de consumirlas es un hábito común que tiene como fin eliminar la suciedad y con ella la posible presencia de microorganismos patógenos que pudieran causar intoxicaciones, como Salmonella, Escherichia coli etc.
No obstante, según un reciente estudio, si las frutas y hortalizas están contaminadas el lavarlas solamente no es suficiente para eliminar los agentes patógenos, incluso si se utiliza además del agua un desinfectante (hipoclorito sódico), ya que las bacterias se pueden encontrar en superficies donde el lavado no llega y además se pueden agrupar en formaciones (biofilms) que están protegidas contra el lavado.
En el estudio realizado se han tratado espinacas y lechugas contaminadas con E.coli con agua, una solución de hipoclorito sódico, sin que haya reducciones significativas del contaminante. En cambio un tratamiento con irradiación ionizante destruyó las bacterias en un 99,99% mostrando que es un método seguro y eficaz.
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