Según un artículo del New York Times, la situación de altos precios de los alimentos podría hacer cambiar el uso del agua en países con recursos hídricos ya escasos, al tener que elegirse entre las opciones de producir más alimentos o disponer de más agua para otros usos.
En regiones desérticas o semidesérticas muy deficitarias en alimentos, como es el caso de Egipto hasta ahora se ha renunciado en muchos casos a poner más regadíos por su alto coste y la poca competitividad de la producción local frente a las importaciones, más baratas. Sin embargo, la nueva situación podría hacer que los países que puedan permitírselo se planteen un relanzamiento de su producción local.
Egipto proyectó hace años poner en la desértica región de Tohska 200.000 ha en regadío con agua conducida desde la presa de Assuan, un proyecto que fue prácticamente olvidado. En Djibouti se cultiva que es probablemente el arroz con mayor coste de producción del mundo, en invernaderos que funcionan con energía solar regados con agua subterránea y refrigerados con agua marina.
Además otras naciones como Arabia Saudita, Sudán y Pakistán podrían plantearse relanzar una producción local que hasta ahora era impensable por los altos costes, algo que requiere una gran cantidad de recursos y que será sin duda más fácil si se dispone de los ingresos del petróleo.
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