Conseguir una camada de buen tamaño contribuye enormemente a la potenciación de la capacidad de destete, puesto que el número de lechones destetados por camada es un componente clave para calcular dicha capacidad. Sin embargo, de nada sirve conseguir un número elevado de lechones nacidos si resulta en una tasa inaceptable de pérdidas debidas a nacidos muertos o a niveles elevados de mortalidad antes del destete.
El índice de selección de Hypor evita que esto suceda, al incluir factores como el número de nacidos vivos, el peso al nacer y la cantidad de lechones destetados por camada. Además, la selección rigurosa del número y la calidad de los pezones permite garantizar una excelente capacidad lechera, lo que lleva, a su vez, al logro de una mayor tasa de supervivencia de los lechones y a la obtención de lechones grandes y de gran calidad en el momento del destete.
Factores de influencia genética
El peso al nacer es un rasgo importante que determina la supervivencia y calidad de los lechones. Parece ser que ciertos rasgos, como el peso medio al nacer de cada lechón y el total de peso de la camada, están marcados por una gran heredabilidad (0,25 y 0,15 respectivamente).
La mayoría de los productores son perfectamente conscientes de que entre los principales factores causantes de bajas en una camada durante el período previo al destete se encuentran la existencia de lechones pequeños (<800 gramos) y la falta de uniformidad. Estos factores están también marcados por una heredabilidad relativamente alta, lo que demuestra su potencial de mejora genética. Además, este tipo de rasgos, como el número de lechones pequeños y la uniformidad de la camada al nacer, presentan una heredabilidad de 0,10 y 0,07 respectivamente.
Obviamente, si sólo nos centramos en el tamaño de la camada es fácil que obtengamos pesos más bajos al nacer y una menor uniformidad, ya que los rasgos tamaño de la camada y calidad de los lechones parecen guardar una correlación negativa. Esto significa que si sólo prestamos atención a uno de dichos rasgos estamos fomentando, indirectamente, una selección en sentido inverso para los otros rasgos.
En términos generales, podríamos decir que el enfoque de selección adecuado debería centrarse en conseguir camadas compuestas por lechones de mayor peso al nacer y de calidad. Si obtenemos 15 lechones de calidad con un peso medio al nacer de 1,5 Kg, tendremos una camada con un peso total de 22,5 Kg, un objetivo que sólo se puede alcanzar mediante una selección basada en el tamaño de la camada que no comprometa demasiado la calidad de los lechones y sus pesos al nacer.
Factores ambientales, de manejo y de alimentación
bien los factores genéticos determinan en gran medida el tamaño de una camada, existen también una serie de factores ambientales, otros relacionados con el manejo y otros con la alimentación que resulta importante controlar en cada granja. Si prestamos atención a los más importantes podemos mejorar no sólo el tamaño de nuestras camadas sino también, y lo que es más importante, la capacidad de destete de nuestra cabaña. El peso al nacer es uno de los factores más difíciles de controlar desde la granja, pero se pueden tomar ciertas medidas para mejorarlo ligeramente, así como para aumentar la viabilidad de los lechones al nacer.
Peso en la primera cubrición: El peso de una cerda primeriza en el momento de su primera cubrición, así como el número de estros, ejerce una gran influencia sobre el tamaño de la primera camada, lo que, a su vez, determina el tamaño de las siguientes camadas. Para obtener más información sobre este tema, se puede consultar la publicación "Maximizando la Capacidad de Destete: Manejo de primerizas" (artículo nº 2 sobre Capacidad de Destete).
Técnica reproductiva y sincronización en el tiempo: Si se realiza un programa de reproducción efectivo, llevado a cabo en el momento oportuno durante el período de estro y, en consecuencia, con un número elevado de óvulos fecundados, se estará ayudando a aumentar el número de lechones nacidos.
El prestar atención a los procedimientos de detección del celo, la calidad del semen, los niveles de higiene y la técnica de inseminación adoptada, manteniendo sobre todo una buena estimulación de las cerdas, reporta grandes beneficios.
Contribuye también al aumento del tamaño de la camada el uso de un protocolo de reproducción en el que se definan claramente los tiempos de reproducción de cerdas y primerizas y que contemple el impacto del intervalo entre el destete y el estro siguiente en la duración del ciclo estral.
Cómo lograr un manejo que garantice un elevado índice de supervivencia de embriones: Durante las primeras semanas de la gestación los óvulos fecundados se implantan en la pared del útero, mediante un proceso que dura hasta aproximadamente 28 días después de la reproducción.
Durante esta fase de desarrollo los embriones son muy delicados y, a menos que se mantengan unas condiciones óptimas, es muy fácil que se desprendan de la pared uterina y mueran. Así pues, es importante no trasladar a las cerdas hasta el día 28 de la gestación y mantenerlas en un entorno tranquilo y sosegado. Cualquier tipo de tensión durante esta fase puede provocar la pérdida de embriones, al tiempo que una temperatura muy alta o una muy baja combinada con una corriente de aire pueden provocar que las cerdas vuelvan a entrar en estro.
Las investigaciones realizadas sugieren que la presencia de un verraco desde el inicio hasta la mitad del período de gestación, junto con una buena iluminación, influyen positivamente en la supervivencia embrionaria.
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