Fase inicial de la gestación
Justo después de la reproducción es recomendable reducir el nivel de administración de pienso y dejar de proporcionar las cantidades que se venían dando desde el destete. Aun así, hay grandes discusiones sobre cuál debería ser la cantidad de pienso ingerido durante los primeros 21 a 28 días de gestación.
De algunas investigaciones se deduce que una ingesta elevada de pienso durante este período produce un aumento de pérdidas embrionarias, mientras que de otras se puede extraer que la restricción de la ingesta durante los cuatro días siguientes a la reproducción aumenta el índice de supervivencia de los embriones.
Las últimas investigaciones realizadas por Sorensen y Thorup en Dinamarca demostraron que la administración de 3,8 Kg de pienso por día durante los primeros 28 días de gestación aumentaba el tamaño de la camada posterior.
Este tipo de relaciones se complica aún más si incluimos el parámetro de la condición de la cerda dentro de la cabaña, ya que en los casos en que dicha condición es inferior a la ideal, el aumento de la ingesta de pienso suele conllevar una mejora en cuanto a tasa de partos y tamaño de camada. Así pues, una de las prácticas más comúnmente utilizadas consiste en dar a las cerdas en buenas condiciones una cantidad base que oscile entre los 2,2 y los 2,3 Kg de pienso, mientras que a las cerdas cuya condición no es tan buena se les proporciona una cantidad mayor de pienso, que puede ser de unos 2,5 a 2,8 Kg.
Teniendo en cuenta el carácter magro de las cerdas reproductoras de hoy en día, es más importante recuperar el grado de condición corporal perdido durante la lactación que tratar cualquier posible efecto de la dieta sobre las pérdidas embrionarias.
Con respecto a las primerizas, hay pruebas más evidentes de que una ingesta de pienso reducida durante los primeros 21 días de gestación aumenta el índice de supervivencia de embriones, por lo que durante este período sería recomendable suministrar unos 2,0 kg de pienso por día.
Fase intermedia de la gestación
Entre los días 29 y 90 de la gestación la cantidad de pienso administrada varía según el ciclo y la condición o espesor de grasa dorsal de la cerda, teniendo en cuenta que de lo que se trata es de lograr la condición o nivel de grasa deseados en el momento del parto.
Durante este período las necesidades nutricionales en cuanto a crecimiento fetal son bastante bajas, por lo que se pueden desarrollar escalas alimenticias específicas basándose en factores como el contenido energético de la dieta, el entorno o si existen otras fuentes nutritivas tales como la paja o el pasto.
Partiendo de la base de que el día 28 de la gestación se establece el nivel adecuado de ingesta para cada cerda, sería necesario realizar una nueva valoración de su condición corporal o grasa dorsal sobre el día 56 y, en caso necesario, ajustar las dosis de pienso.
Fase final de la gestación
A partir del día 85-90 de la gestación, el crecimiento fetal gana mayor rapidez, por lo que aumentan las necesidades alimenticias de las cerdas. Así pues, durante esta última fase de la gestación es recomendable aumentar las dosis de pienso suministradas hasta unos niveles típicos de entre 2,8 y 3,0 Kg para las madres y entre 2,6 y 2,8 Kg para las primerizas. De no aumentarse la cantidad de pienso administrada, las cerdas movilizarían tejido muscular y grasa dorsal para permitir el crecimiento de los lechones, dando lugar a una situación no deseada.
Aquellas cerdas cuya condición corporal sea superior a la necesaria deberían recibir una cantidad inferior de alimento para evitar problemas relacionados con las ubres en el momento del parto. En algunas granjas, sobre todo en las que se documentan bajos pesos al nacer, este aumento en la ingesta de pienso puede resultar en un índice superior de pesos al nacer, aunque se trata de un efecto generalmente reducido.
En cualquier caso, las últimas investigaciones realizadas en Francia sugieren que al aumentar las dosis de pienso durante los últimos 15 días de gestación se facilita el trabajo de parto, se reduce el número de nacidos vivos y se obtienen más lechones viables al nacer.
Días previos al parto
En los 3 o 4 días anteriores al parto es recomendable reducir la ingesta de pienso a 1,8 Kg por día para las primerizas y 2,0 Kg por día para las madres, con el objetivo de garantizar el buen estado de las ubres en el momento del parto.
La sobrealimentación de las cerdas en este período puede provocar trastornos de la ubre como la mastitis o la agalactia, lo que conlleva una menor producción de leche, un índice de supervivencia de lechones inferior y pesos más bajos de los lechones al destete. La situación se agrava aún más cuando la condición corporal de las madres es excesivamente buena por sobrealimentación durante la gestación. Los días previos al parto las cerdas suelen estar estreñidas, por lo que sería de gran utilidad proporcionarles alimentos ricos en fibra como el salvado.
Para evitar cualquier posible trastorno que afecte a las ubres resulta útil también mantener un continuo suministro de agua limpia y fresca, por lo que sería importante revisar el flujo de agua de los bebederos en el momento de introducir a las cerdas en las parideras. El flujo mínimo de agua recomendado es de dos litros por minuto, aunque lo ideal serían tres litros por minuto.
La aplicación de una estrategia alimenticia adecuada durante la gestación resulta beneficiosa para diversos parámetros contemplados en el concepto de capacidad de destete, como el tamaño total de la camada, el número de lechones nacidos vivos, el crecimiento de los lechones, su peso al destete, la salud de las madres y su longevidad.
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