El programa alimenticio
El programa alimenticio empleado en la cabaña reproductora, así como el tipo de dieta utilizada, ejerce una gran influencia sobre muchos aspectos relacionados con la productividad, desde el índice de partos y el tamaño de la camada hasta el peso de los lechones al destete y la salud de las madres.
Hoy en día se espera que las madres, altamente prolíficas, desteten un número elevado de lechones de buen peso, de manera que aquellas necesitan una mayor cantidad de alimento para aumentar así su productividad. Además, se trata de madres con menos grasa corporal, lo que implica que tienen menos reservas de energía a las que recurrir y, en consecuencia, si no reciben una alimentación adecuada pueden agotar rápidamente todo su tejido muscular.
Para conseguir una capacidad de destete elevada y lograr que los lechones destetados por cerda tengan el mayor peso posible, es necesario diseñar programas de alimentación que atiendan a las necesidades nutricionales de las madres en cada una de las etapas de su ciclo reproductivo. De hecho, la longevidad de las cerdas se verá especialmente potenciada en los casos en que el programa alimenticio aplicado se centre, a lo largo de toda su vida, en aumentar su crecimiento y mantener una adecuada condición corporal, algo que, al mismo tiempo, nos permitirá obtener una mayor productividad.
Durante la gestación, el programa de alimentación de las cerdas tiene como objetivo principal recuperar el peso y la condición corporal perdidos durante la lactación, además de garantizar que las cerdas llegan al momento del parto en condiciones adecuadas.
En el caso de las primerizas, al tratarse de su primera gestación, la condición corporal no suele presentar grandes problemas, de manera que su alimentación debería estar orientada hacia la adquisición de peso sin que su condición corporal resultase excesiva en el momento del parto. Si las primerizas reciben una alimentación excesiva durante la gestación, su ingesta de pienso durante la lactación será menor, lo que resultará en una pérdida de condición corporal, en una prolongación del intervalo entre el destete y el estro siguiente y en una segunda camada de menor tamaño. Así pues, para una primeriza de 140 Kg en el momento de reproducción y que llegue al parto con un peso de 185 Kg se suele recomendar una ingesta media de pienso de 2,1 a 2,3 Kg durante el período de gestación, con ligeras variaciones dependiendo de la etapa de gestación, de la densidad energética de la dieta y del entorno de manejo.
Aunque la cantidad total de pienso ingerida durante la gestación es lo que más influye en la ganancia de peso y la productividad de las cerdas, se suele distribuir en dosis distintas dependiendo de la etapa de gestación y, en el caso de las no primerizas, la condición corporal del animal. También se puede utilizar el factor espesor de grasa dorsal para determinar las cantidades de pienso que se deben administrar, aunque ello requiere poseer abundantes datos sobre los niveles globales de grasa dorsal en la cabaña que permitan establecer unos objetivos adecuados para cada etapa gestacional y para cada ciclo.
La información que se ofrece a continuación busca proporcionar unas orientaciones generales sobre la cantidad de pienso que se debe suministrar y los principios subyacentes, si bien cada programa de alimentación específico debería ser establecido en colaboración con los trabajadores expertos en nutrición de cada granja y teniendo en cuenta las condiciones locales de cada una de ellas.
Intervalo entre el destete y el estro siguiente
El objetivo de esta etapa es conseguir la mayor ingesta de pienso posible para iniciar el proceso de recuperación de peso y de restitución de la grasa dorsal perdida durante la lactación.
Se ha demostrado que al administrar una cantidad elevada de pienso (3,5 Kg+) durante el intervalo entre el destete y el ciclo siguiente se aumenta la tasa de ovulación y el índice de supervivencia de embriones.
Lo ideal para las madres destetadas, siempre que fuese posible, sería administrarles pienso a demanda (en el caso de madres alojadas en grupos se puede hacer con comederos automáticos) o según su apetito. Cuando las madres están alojadas en compartimentos separados, la utilización de bebederos de tipo chupete individuales frente a los sistemas de caudal continuo tipo río, contribuye a mantener el pienso seco y fresco y aumentar así la ingesta.
En el caso de que las cerdas destetadas sean primerizas, y a veces también cuando se trata de la segunda camada, suele resultar productivo suministrar un pienso con un recubrimiento alto en proteína y con dextrosa como fuente de energía. Se ha demostrado que la administración de este tipo de piensos contribuye a aumentar el tamaño de las camadas posteriores, posiblemente debido a la mejora de la calidad de los folículos.
Los últimos trabajos publicados por Lindemann et al en los Estados Unidos sugieren que la aplicación de inyecciones de vitamina A a madres primerizas y de segundo ciclo en el momento del destete y la reproducción aumenta significativamente el tamaño de las camadas siguientes.
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