Un grupo de investigadores del Centro Tecnológico Forestal de Catalunya, liderado por Lluís Brotons ha publicado una investigación en la revista científica Global Change Biology que explica cómo las dinámicas de los últimos años en los bosques del Mediterráneo están modificando la distribución a gran escala de muchas especies de aves.
El estudio ha utilizado la información del Atlas de Aves Nidificantes de Cataluña recopilada entre el 1975 y el 2002 para determinar en ese territorio el impacto de las dinámicas forestales derivadas de los cambios ambientales globales sobre la distribución de las aves mediterráneas durante los últimos decenios del siglo XX, y se ha centrado en Cataluña, ,
El estudio demuestra que la maduración de los bosques catalanes está dirigiendo los cambios en la composición de especies en estos ecosistemas mediterráneos: la mayoría de aves presentes en estos bosques no tienen origen mediterráneo y están asociadas a bosques más maduros y de zonas del norte de Europa.
En otro nivel, los incendios forestales no están provocando una disminución significativa de estas especies, porque el tipo de bosque que se genera después del incendio (básicamente matorrales) es el “hábitat ideal” para determinadas aves.
La doble cara de los incendios
Este estudio es complementario al publicado en el Journal of Applied Ecology, donde se explicaba que la población de un pájaro determinado, el escribano hortelano (Emberiza hortelana), se ha duplicado en Cataluña en las últimas décadas gracias a la colonización de áreas devastadas por el fuego.
Este estudio demuestra que, a pesar del impacto que tienen os incendios forestales en la transformación de los bosques en Europa, existen determinadas especies de animales que responden positivamente a este nuevo habitat y en zonas concretas, como en Cataluña, se están multiplicando.
Este estudio se basaba en el escribano hortelano ya que, en contraste con otros países de Europa, esta especie ha experimentado una gran expansión durante las últimas décadas. Así, este pájaro, que habita en áreas de vegetación poco densa de Europa continental y Asia, entre los años 1999 y 2000, las poblaciones descendieron en 21 de 36 países. En cambio, en Cataluña, el número de se ha disparado hasta llegar a 15.000 parejas.
Los investigadores determinan que el crecimiento en Cataluña se debe al incremento de las zonas que han sufrido un incendio, principalmente porque hay más zonas con matorrales, el habitat más óptimo para esta especie.
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