La investigadora holandesa Saskia Lindhoud ha descubierto un recubrimiento peludo para las enzimas usadas en la industria alimentaria que las protege contra los cambios en el medio que las rodea y a las que son muy sensibles, como son las variaciones de temperatura y pH. Además, el recubrimiento también puede servir para las enzimas que tienen un sabor desagradable, ya que éste puede aislar el sabor mientras el alimento se está comiendo y luego permite liberar la enzima cuanto el alimento ya está en el estómago.
El recubrimiento consiste en dos tipos de moléculas que tienen cargas opuestas y cada una tiene un bloque con carga y otro sin carga. Cuando ambas moléculas se unen juntas, la parte de las moléculas que tienen cargas opuestas se atraen, formando un complejo. Las partes sin carga de las moléculas prefieren no estar localizadas en el centro del complejo y se estiran para fuera, resultando la formación automática de bolar con pelos hacia fuera.
Saskia Lindhoud ha llevado a cabo esta investigación con una beca de la división de ciencias químicas de la Organización holandesa de investigación científica (NOW).
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