Mirando a los rabos de sus cerdos, un ganadero puede saber si hay probabilidad de que se unos cochinos empiecen a morder el rabo a otros dentro del corral. Los cerdos que andan con los rabos entre las patas son frecuentemente los animales más susceptibles a ser mordidos. Así lo ha puesto de manifiesto un estudio llevado a cabo por la Universidad de Wageningen y cuyos resultados se han publicado en Applied Animal Behaviour Science.
Los investigadores estudiaron 1.000 lechones, desde el momento del destete a las 4 semanas de edad hasta que tuvieron 10 semanas. Durante ese tiempo, registraron la posición del rabo, que no había sido cortado. Los cerdos colocaban los rabos en tres posiciones: curvado con el final apuntado recto hacia atrás, meneándolo de manera continua o caído entre las patas traseras. Los resultados de la observación mostraron que el 32% de los cerdos con los rabos entre las patas tenían marcas de mordiscos y un 25% mostraba heridas importantes.
De esta forma, cuando el ganadero vea cerdos con el rabo entre las patas tiene que darse cuenta que estos animales son potenciales víctimas del ataque de otros cerdos. Para evitarlo puede optar por poner en el corral paja o juguetes, que reducen considerablemente los ataques. Los científicos son conscientes que no es fácil vigilar la posición de los rabos cuando se tienen varios miles de cerdos, pero aseguran que es más fácil evitar que se inicien los mordiscos que parar éstos cuando ya ha empezado a correr la sangre.
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