Un nuevo estudio de la Universidad de Wisconsin (EEUU) ha obtenido un método para transformar madera y subproductos agrícolas (restos no comestibles de las cosechas) en biocombustibles, generando un dióxido de carbono en un forma más apropiada para su entierro subterráneo u otras formas de captura y almacenamiento, que los métodos actuales.
La gamma-valerolactona es un compuesto derivado de carbohidratos celulósicos, que puede producirse a escala comercial con bajo coste, según los investigadores. Del gamma-valerolactona se puede extraer el dióxido de carbono mediante una catálisis eficiente a alta presión, obteniéndose también butenos. Estos compuestos pueden combinarse para formar hidrocarburos más pesados similares a los que se encuentran en combustibles de los automóviles.
Este proceso, como cualquier otro proceso de producción de biocombustibles, produce dióxido de carbono, pero con este nuevo método, el dióxido de carbono es una corriente relativamente pura y presurizada. Este gas puede ser enterrado de manera más eficiente que el obtenido en la quema de carbón, según publica la revista Science.
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