La ganadería ovina no solo proporciona carne, leche y lana, sino que además representa una fuente de empleo en el área rural y da uso a las superficies menos fértiles, favoreciendo su conservación medioambiental. Sin embargo, desde hace años, este sector no es rentable. Por este motivo y de cara a la PAC después de 2013, el COPA-COGECA considera que el sector debe recibir una ayuda, con la posibilidad de que sea acoplada. La ganadería ovina y caprina trashumante es especialmente vulnerable y dependiente de las primas acopladas al número de ovejas o cabras criadas.
Los productores de la UE también son de la opinión de que el apoyo a la cría de ovinos debería ir destinado a los agricultores activos y que se debería apoyar a las organizaciones de productores, conceder más tolerancia en caso de fallo en la lectura y de pérdida no intencionada de crotales o de incumplimiento involuntario, contar con un observatorio europeo de los costes de producción, los precios y los márgenes, así como poner marcha campañas paneuropeas de promoción genérica de la carne de ovino, con unos trámites administrativos más simples.
De cara a las medidas de desarrollo rural, el COPA-COGECA opina que hay que mantener en el segundo pilar, los pagos compensatorios para las zonas con desventajas naturales (zonas desfavorecidas), que deben seguir desarrollándose las medidas agroambientales por su gran importancia para el sector ovino, así como que se debería garantizar una compensación por los exigentes requisitos en materia de bienestar de los animales que vayan más allá de la legislación europea.
Asimismo, los ganaderos y cooperativas de ovino de la UE proponen que en ciertos periodos del año (parición, esquilo) en los que las ganadería ovina requiere más trabajo, tendrían que desarrollarse, con ayuda financiera, programas/herramientas de apoyo a la puesta a disposición de temporeros o a la ayuda mutua entre productores.
También proponen la aplicación del etiquetado con la indicación del origen, se oponen a que se hagan nuevos acuerdos bilaterales que fomenten las importaciones de ovino en el mercado comunitario y apoyan que se apliquen medidas que revaloricen la lana.
Desde hace unos años, la producción de ovino en la UE está en continuo descenso. Entre 2000 y 2009, la producción se redujo en un 21%. Esta evolución varía de un país a otro: 24% en Francia, 15% en el Reino Unido, 34% en Irlanda, 48% en España. Este declive de la producción se debe a una reducción del censo.
El consumo de carne de ovino y caprino también esta en declive, pasando de 2,89 kg./habitante/año en 2005 a 2,08 kg./habitante/año en 2010. El consumo se redujo en la UE en un 1,5% en 2006, en un 3% en 2007, en un 5,7% en 2008 y en un 17,6% en 2009. Las estimaciones apuntan a una reducción del 2,8% en 2010).
Además, el sector tiene el problema añadido del progresivo envejecimiento de los ganaderos y de la falta de relevo generacional, por la dificultad a la hora de atraer a los jóvenes hacia la formación y la instalación.
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