El menú de la Eurocámara para los próximos meses incluye una gran ración de normativa sobre alimentos. Los eurodiputados se pronunciarán sobre productos genéticamente modificados, los llamados «nuevos alimentos» o el etiquetado y la calidad de lo que se consume en la Unión Europea. Un menú de cuatro platos con el que se busca mejorar la información que llega a los consumidores, para que éstos puedan tomar decisiones informadas sobre lo que comen.
Para empezar, está la propuesta sobre la prohibición o restricción del cultivo de alimentos genéticamente modificados, que fue apoyada en abril por la comisión parlamentaria de Medio Ambiente, Salud y Seguridad Alimentaria. Las nuevas normas no modificarán el actual procedimiento de autorización de estos cultivos, que lleva a cabo la Comisión Europea sobre la base de criterios sanitarios.
En abril, la misma comisión parlamentaria aprobó un informe sobre etiquetado de productos alimenticios en el que se defendía que las etiquetas deben ser más comprensibles, sin letra pequeña, y con información no sólo sobre los ingredientes sino también sobre el contenido potencialmente peligroso para la salud, como las grasas trans o los alérgenos. Está previsto que el pleno de la Cámara lo someta a votación en junio.
La calidad de los alimentos centra otra de las propuestas, que fue presentada en abril en la comisión de Agricultura del PE. Se centra en un sistema de calidad para los productos agrícolas, que incluiría una indicación geográfica y la trazabilidad. Supondrá la inclusión obligatoria en la etiqueta del lugar de producción, y facilitará la promoción de los alimentos tradicionales. El pleno del Parlamento Europeo lo someterá a consideración en primera lectura en septiembre.
Tras el fracaso de las negociaciones de conciliación sobre «nuevos alimentos» entre el Parlamento y el Consejo, los eurodiputados reclaman que se elabore cuanto antes una nueva propuesta. La clave del desacuerdo estuvo en los alimentos procedentes de animales clonados o su descendencia, que el Parlamento Europeo quería prohibir, mientras que el Consejo apoyaba la comercialización de productos procedentes de la descendencia de animales clonados (pero no de los clones directamente).
Los próximos meses serán, pues, decisivos para la legislación comunitaria sobre alimentos. Este reportaje se irá actualizando con los últimos votos y decisiones adoptados tanto por el pleno del Parlamento Europeo como por las comisiones que componen la Eurocámara.
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