La crisis del pepino se agudiza de forma exponencial conforme avanzan las horas sin resultados claros. Mientras los técnicos dilucidan sobre donde se contaminaron los pepinos, muchos productores hortícolas españoles están optando por una solución drástica: arrancar los cultivos. Con las fronteras de numerosos países de la UE cerradas, los agricultores entienden que no tiene sentido seguir cultivando unos productos que no van a tener salida en el mercado. Al tratarse de productos perecederos, aunque los resultados fuesen favorables hacia España, sería imposible restaurar la confianza en el consumidor y dar salida a los miles de kilos que ya se han acumulado.
Así las cosas, Benjamín Faulí, técnico de Frutas y Hortalizas de Asaja Málaga y Pedro Narro, responsable de la Oficina de ASAJA en Bruselas continúan gestionado “la crisis del pepino” en la capital comunitaria, donde han pedido a la Comisión que se establezcan con urgencia fondos de compensación para nuestros agricultores.
Concretamente, ha mantenido una reunión con Koen Van Dyck, jefe de Unidad de la DG Sanco, al que ha preguntado si la trazabilidad de los pepinos contaminados se está llevando a cabo en todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde el origen hasta el consumidor, una cuestión que no ha sabido responder. “Está claro que desde la contaminación hacia el origen se están haciendo multitud de análisis, pero ¿qué está haciendo hacia el punto de destino?. Todo el mundo sabe qué se está haciendo en España, pero desconocemos las pasos que se están dando en Alemania”, argumentan los técnicos de ASAJA.
Los representantes de Asaja han denunciado también ante la Comisión Europea la vulnerabilidad que tiene el sistema actual de alertas sanitarias, ya que si un país puede volcar todas sus sospechas gratuitamente sobre otro, de nada sirven los controles establecidos. “No basta con que la Comisión haga de testigo y observe lo que está sucediendo, tenía que haber actuado con mucha más celeridad y exigir responsabilidades a los países que decretan unilateralmente el cierre de fronteras, sin justificación. El asunto tiene unas consecuencias gravísimas y no podemos tolerar que ocurra algo así” sostiene Faulí, quien asegura que los parlamentarios europeos consultados se han mostrado siempre al lado de los productores españoles.
También han mostrado su solidaridad hacia los agricultores españoles un nutrido grupo de agricultores europeos con los que han mantenido contacto allí en Bruselas. “Están convencidos que el sector español tiene una calidad y fiabilidad incuestionable. Ellos también están indignados porque lo que hoy nos está pasando a nosotros otro día les puede tocar a ellos”, comenta Faulí.
Mientras, técnicos de Asaja en Andalucía intentan hacer una valoración de daños los más exacta posible, aunque de momento resulta imposible porque cada pocas horas se suman nuevos productos y nuevas fronteras. Por ejemplo, la patata se ha visto repentinamente sometida a un veto total, Rusia ha cerrado sus fronteras. Productos y países parecen conformar una interminable lista que está abocando a nuestros productores a una ruina sin precedentes.
La parte positiva de todo este asunto, si es que hay alguna, hay que encontrarla en el mercado nacional, que apenas se ha resentido. “Estamos muy agradecidos a los consumidores españoles, que han hecho caso omiso de las alarmas creadas sin fundamento y que continúan consumiendo nuestros productos”, agradece Pedro Barato, presidente nacional de Asaja.
Política de comentarios:
Tenemos tolerancia cero con el spam y con los comportamientos inapropiados. Agrodigital se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso aquellos comentarios que no cumplan las normas que rigen esta sección.