En diciembre los productos agrarios multiplicaban en La Rioja una media de 4,48 veces su precio entre lo que cobró el agricultor y lo que tenía que pagar el consumidor en la tienda. Terminaba así un año en el que el desfase entre lo que
perciben los agricultores y lo que pagan los consumidores aumentó un 28% (ya que en enero los precios se multiplicaban de media por 3,48 entre el campo y la mesa), estableciéndose la media anual en 3,95.
La media es rebajada por alimentos que apenas se incrementan entre la producción y la tienda (como los champiñones, que se multiplican por 1,5 si van en bandeja o por 2,63 si se adquieren a granel). Pero mientras la mayoría de los alimentos se multiplican por más de 3 antes de llegar a las manos de los consumidores, hay algunos alimentos sin transformar cuyo margen es realmente escandaloso.
Fuera de las estadísticas existen otros cultivos como el viñedo, donde cualquiera puede comprobar la abismal diferencia que existe entre los 50 céntimos que cobran muchos viticultores y lo que valen las botellas de Rioja en las tiendas. O la ganadería, donde a los bajos precios por la venta de sus productos se suma el aumento imparable de los productos necesarios para alimentar al ganado.
Precisamente hablando de costos, durante 2011 el precio del gasóleo agrícola ha aumentado en un 19%, pasando de los 83 céntimos de euro de enero 2011 a los 99 de media en el presente mes de 2012.
Así las cosas no es de extrañar que durante el año pasado más de 100 agricultores y ganaderos abandonaran la actividad en La Rioja. A fecha de 31 de noviembre, en nuestra Comunidad aguantaban 4.309 cotizantes en las actividades agraria o ganadera, 130 menos que los 4.439 que cotizaban al final de 2010.
Ante esta crítica situación, la UAGR-COAG continúa defendiendo:
– Unas políticas agrarias que defiendan a los agricultores y ganaderos profesionales, sobre todo ahora que se negocia el futuro europeo del sector primario;
– Un control público de los márgenes comerciales que beneficie a productores y consumidores. Para ello es indispensable una Ley de la Cadena Agroalimentaria que evite las prácticas comerciales abusivas, que permita negociar colectivamente en las Interprofesionales los contratos agrarios, y que impida que las autoridades de Competencia carguen continuamente contra el sector primario.
– Unas medidas compensatorias para el sector primario que palíen el impacto de los costes de producción, mediante medidas fiscales como el incremento del IVA de compensación para los ganaderos, el mantenimiento de determinadas
deducciones, la aplicación del tipo reducido de IVA por el consumo energético o la implantación de líneas de seguros agrarios que garanticen las rentas de agricultores y ganaderos.
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