Los agricultores y ganaderos vivimos estas semanas con la preocupación por la situación actual de escasez de lluvias, por las cuantiosas pérdidas que ya llevamos arrastradas y que se acercan en todo el territorio nacional a los 1.500 millones de euros, y por la llegada de la época del año en la que más demanda y más necesidad hay de agua.
Nuestro sector, que tiene encomendada la noble función de la producción de alimentos, es el principal usuario del agua y por tanto son los agricultores y ganaderos quienes mejor conocen la situación y quienes están realizando un mayor esfuerzo por aprovechar bien un recurso limitado.
Según el estudio “Indicadores de Sostenibilidad de la Agricultura y Ganadería Españolas” de la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible se habría producido un descenso en el consumo de agua en los últimos diez años, esto significa que el aprovechamiento es cada vez mayor. Entre los sectores que habrían disminuido su consumo por unidad de producción estarían maíz, remolacha, viñedo de mesa, cítricos, y cultivos como melón y tomate. El consumo de agua también se ha reducido de forma importante en sectores como el porcino y avícola.
ASAJA valora positivamente esta tendencia que demuestra el esfuerzo realizado por el productor y a la vez, llama la atención sobre la necesidad de informar y educar a la sociedad en torno a los usos del agua, provocando un cambio de conciencia y tomando como ejemplo de ahorro al sector agrario, en el que por cada 3.750 metros cúbicos empleados en nuestra agricultura se genera un puesto de trabajo estable y se facturan 35.000 euros. Por ello, el agua debe situarse como un asunto de interés general, no sólo ahora en época de sequía, sino también en épocas de abundantes lluvias.
No es tolerable que mientras que vecinos de Las Norias (El Ejido) literalmente “se ahoguen” por la crecida de la Balsa del Sapo, otros estén demandando trasvases o riegos de emergencia etc. Debe llegar la coherencia y la racionalidad en la gestión del agua y por supuesto soluciones inmediatas que vayan más allá de cánones o impuestos tal y como propone la actual Ley Aguas de Andalucía.
Asimismo desde esta organización queremos realizar un llamamiento a la Administración para que siga trabajando por mejorar y modernizar la red de regadíos y aportar soluciones eficaces al sector y con un coste razonable. Los agricultores y ganaderos demandamos agua de calidad y que no suponga un incremento en los costes que haga insostenible la actividad y que repercuta directamente en el consumidor final.
En el caso de la desalación, que durante años se nos “ha vendido” a los agricultores almerienses como la solución ideal a nuestros problemas con el agua, comprobamos cómo finalmente resulta cara para su uso en agricultura, cuyo coste real está establecido en 1,1 euros por metro cúbico, un precio inasumible por los regantes dada la actual situación de rentabilidad del sector. Señalar por otro lado que de las 5 desaladoras que existen en Almería sólo 2 funcionan y a un 50% de su capacidad. Recordemos que la mayoría de estas desaladoras que han sido construidas en todo el territorio nacional a partir del llamado Plan Agua están funcionando a medio gas, a un 16% de media de su capacidad. De ahí la reivindicación de ASAJA de racionalizar las soluciones al problema del agua.
Existen muchas cuestiones sin resolver en relación al agua, demasiadas guerras por su control, vacíos legislativos, razones económicas, sociales, medioambientales etc., por este motivo desde ASAJA-Almería queremos insistir en que la resolución del problema del agua debe ser eje prioritario de nuestros gobernantes y sus asuntos deben ocupar la importancia que merecen.





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