Tras una campaña desastrosa del Limón Fino, ya adelanto que la del Verna estará acabada antes de lo previsto porque el corte y las compras han avanzado a muy buen ritmo. La evolución de la campaña ha sido desigual. Los malos inicios se sumaron a que llevábamos excesivos años vendiendo por debajo de los costes de producción. Sin embargo, el Limón Verna trajo consigo precios razonables. Por todo ello y precisamente ahora, se nos presenta la oportunidad de asentar las bases de los próximos periodos para mejorar los márgenes de beneficios. Soluciones urgen varias, ahora bien, la mayoría de los productores coincidimos en la necesidad de acabar con la actual estructura de mercado, restablecer un equilibrio real entre productores, comercio, exportadores e industria y proclamar la LEY DE LA CADENA ALIMENTARIA como la herramienta jurídico-normativa capaz de poner orden a este mercado medieval en la que los agricultores somos los esclavos, frente al abuso que ejerce la gran distribución y otros agentes.
Cuando los productos de Turquía irrumpen en los mercados, los valores en campo caen. Hay quien defiende: “lógico, aumenta la oferta”. Pues bien, yo le digo claramente que NO. El precio en origen no se fija como en el resto de sectores económicos. No es el productor el que decide el valor, sino el director comercial de turno el que, muy cómodamente, desde la butaca de su despacho, observa una simple hoja de Excell en su IPAD, introduce fríamente unos parámetros y obtiene por cuánto comprará los limones que el “tío José” tiene en la finca de El Mudamiento.
En efecto, el precio se establece en destino y los agricultores no tenemos nada que decir; o lo tomas o lo dejas. Ésta es la estructura de mercado y éste es el sistema al que los agricultores nos enfrentamos día a día. La venta a “resultas” y la especulación desmesurada son algunas de las causas que están condenando a la producción del sector, en la que el citricultor está generando riqueza para todos los que intervienen en la cadena de valor, excepto para sí mismos.
¿Qué podemos hacer? Por un lado, esperar a que el Ministerio publique finalmente esta Ley de la Cadena Alimentaria y ponga los medios para su cumplimiento efectivo, y por otro, paralelamente, hemos de promover iniciativas para concentrar la producción y agruparnos para comercializar en común. Debemos permanecer unidos para poder organizar la oferta. No hay otro modo. Por supuesto, serán necesarias más medidas para frenar los constantes abusos que se producen en la cadena de valor y que perjudican, como la propia Unión Europea ha reconocido, al eslabón más débil que ostentamos los agricultores. Esperamos que también se convenza a la CNC para que detraigan de sus cometidos y jurisdicción al sector agroalimentario.
Hay otras consideraciones a tener en cuenta. Algunos atropellos sólo podrán ser corregidos con el uso de un contrato que sea obligatorio y que contenga precios mínimos en campo. Es necesario regular los valores, al menos con los alimentos, para también impedir la especulación, que se traduce en incrementos espectaculares del campo a la mesa.
Sólo existe un área en la que, por mucho que busque, no encuentro problema. Las valoraciones de nuestra producción son excelentes porque generamos frutos de una calidad suprema. Puede que también haya llegado el momento adecuado para constituir una marca de calidad o una Denominación de Origen que ampare estas excelentes características y sirva para frenar ciertas prácticas ilegales que estamos observando. Conseguir un sabor, color y calibre óptimo ha llevado tiempo e importantes inversiones. Por ejemplo, muchos sustituimos los limones de pierde borde, que con el tiempo tienden a producir un medriñaque, por el macrofila, que pese a que presenta un ciclo de vida más corto, permite obtener mayores rendimientos.
Quizás uno de nuestros problemas más graves e injustos sea la MOROSIDAD. La entrega de cheques sin fondo se produce con tanta reiteración, que ha llegado el momento de adoptar medidas más agresivas. Si queremos que dejen de producirse estos fraudes, deberían castigarse con la pena de cárcel para aquel que los realiza como práctica habitual y de manera reiterativa. ¿Quién ayuda al productor que entrega su mercancía y que a cambio recibe un talón que no vale nada? ¿Cuál es la cara que se le queda a su familia cuando le relata la desgracia?
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