Los pequeños productores de los países en desarrollo y de las economías emergentes podrían ser la clave para solucionar el problema de la alimentación en el mundo. No obstante, dado que su productividad es baja y su capacidad de producción está poco desarrollada, el establecimiento de cooperativas agrarias podría facilitar la conexión de los productores con los mercaos y tener acceso a financiación, de acuerdo con un estudio elaborado por Rabobank.
La UE y América del Norte, a pesar de contar con una agricultura de alta tecnología y trabajar a gran escala, parece que han alcanzado un techo de producción y que no podrían ser capaces de satisfacer la demanda creciente de alimentos. Por el contrario, en los países en desarrollo y de las economías emergentes hay 500 millones de pequeños productores que cultivan el 95% de la superficie de estas zonas y que proporciona alimento al 80% de la población de Asia y Africa Subsahariana.
El principal problema de estos pequeños productores es su escasa productividad. Según el informe de Rabobank hay varias vías para que los pequeños productores aumenten su producción: como mejorar los rendimientos por hectárea, intensificar las cosechas, aumentar la superficie cultivable, reducir las pérdidas post-cosecha y durante el almacenamiento y el transporte, mejorar la tecnología de los regadíos y reducir la degradación de los suelos. Sin embargo, para llevar a cabo estas vías, se requiere un nivel excepcional de colaboración entre todos los eslabones de la cadena, incluyendo a los gobiernos, instituciones multilaterales y sociedad civil.
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