La eurodiputada riojana Esther Herranz pidió ayer ante la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo que se potencien las actuales denominaciones de origen y las indicaciones geográficas protegidas en lugar de generar nuevas marcas de calidad para los productos agroalimentarios, que confunden a los consumidores y generan más trabas administrativas a los productores.
Así lo ha expresado durante el debate de un informe de iniciativa que defiende el establecimiento de un sistema de Marca de Calidad Territorial europea con reconocimiento oficial. Herranz ha mostrado su sorpresa por esta propuesta, en la que parece darse por hecho que actualmente no existe ningún sistema de calidad europeo de índole territorial reconocido por las autoridades comunitarias, ignorando el gran papel jugado por las denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas.
La eurodiputada ha preguntado si este nuevo esquema de calidad que se propone podría entrar en competencia directa con el sistema de denominaciones de origen e indicaciones geográficas existente, ya que a su juicio, tal y como está planteada la propuesta, hay muchas posibilidades de que esto ocurra.
Esther Herranz ha asegurado que en el ámbito exclusivo de los productos agroalimentarios, “tenemos las mejores herramientas posibles funcionando, que son las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas protegidas. Estos dos tipos de marcas de calidad son las que mejor funcionan de toda la políticas agrícola comunitaria, en las que se amparan los productores para conseguir vender nuestros productos dentro y fuera de la Unión”.
Por tanto, la eurodiputada ha instado a mejorar las herramientas de estos productores que ya están integrados en las denominaciones de origen o en las indicaciones geográficas protegidas. “Pero en ningún caso apostaría por añadir más información, por añadir otro logotipo al producto, por añadir más tramos y más trabas administrativas, sino todo lo contrario”.
A su juicio, es necesario potenciar los instrumentos que ya existan y, en todo caso, eliminar aquello que no esté funcionando bien o que dé problemas. Herranz ha insistido en que la introducción de una nueva marca de calidad generará confusión en los consumidores, que ya desconocen buena parte de la legislación y los etiquetados existentes. En este sentido, ha apostado por mejorar la comunicación que se hace llegar al consumidor en vez de generar aún más información, como ya pidió el propio Parlamento Europeo en el informe de calidad aprobado hace unos meses.
Por todo ello, ha pedido reorientar el informe que propone la creación de una marca territorial europea y centrar los esfuerzos en mejorar los instrumentos de información y de calidad ya existentes para que sean efectivos y cumplan los objetivos para los que fueron creados.
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