El consumidor espera, que cuando a un alimento se le ha eliminado o reducido la presencia de azúcares, el resultante sea un producto con menor contenido calórico.. Sin embargo no siempre es así. Según el Instituto de Estudios de la Remolacha y del Azúcar (IEDAR), hay veces que la sustitución de azúcares se hace a cambio de añadir otros nutrientes, que incluso pueden ser más calóricos, o a través de aditivos que no son necesariamente mejores desde el punto de vista nutricional.
Según un estudio presentado por el Canadian Sugar Institute (Instituto canadiense del Azúcar) resulta habitual que no exista una correlación directa entre la reducción de azúcar en un alimento y la reducción de calorías que éste aporta. En el estudio realizado, se analizaron 402 productos en los que en su etiquetado se incluían alegaciones sobre menor contenido o ausencia de azúcar. En algunos alimentos (un 15% de los alimentos analizados en el estudio) se incrementaba su nivel de calorías, y hasta en un 18% de los alimentos se encontró que contenían un porcentaje más alto de otros carbohidratos más calóricos. Además, una tercera parte de los productos analizados ni si quiera cumplía con la reducción de azúcar indicada en su etiquetado.
Según los expertos de la Sociedad Canadiense de Nutrición, ante los que se presentó el estudio, las alegaciones sobre el azúcar que se ven frecuentemente en los alimentos, del tipo de “sin azúcar”, “bajo en azúcar” o “sin azúcares añadidos” confunden a los consumidores.
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