La campaña 2013 ha sido la más difícil y con los peores resultados de los últimos diez años en el Norte de Italia.
Los datos de la campaña, anunciados por la organización interprofesional que representa el 99% de la producción de la cadena del tomate para la industria del norte de Italia, demuestran que han sido transformadas 1.944.683 toneladas de tomate en 2013, con una neta disminución de 19,4% respecto a las 2.412.327 toneladas de 2012.
Este resultado, destaca la organización interprofesional, es el peor de los últimos diez años ya que la cantidad trasformada nunca fue tan baja, con una fuerte reducción (-22%) respecto a la cantidad inicialmente contratada (2.486.681 toneladas), dato que se traduce en un incumplimiento de los objetivos productivos, lo que conlleva a una significativa insuficiencia del producto requerido por el mercado.
La calidad y el contenido de azúcar del producto, precisa el comunicado, han sido buenos, con un grado brix en promedio de 4,95.
Asimismo, disminuye significativamente el rendimiento productivo medio por hectárea, prosigue la organización, que es de 64,76 toneladas por ha, con una reducción de 8,6% respecto a 2012, cuando el rendimiento fue de 70,85 toneladas por ha y de 9,1% respecto a 2011, año en el que el rendimiento se situó en 71,24 t/ha.
Una serie de factores ha influido de manera determinante en el resultado de la campaña que, de hecho, había arrancado con una significativa contracción de las superficies efectivas de -12,8%, (-4.289 ha) respecto a 2012 e incluso de -18,9% respecto a 2011. Esta disminución de la superficie cultivada, señala el comunicado, demuestra todas las dificultades del sector. Por un lado, los productores que han ido abandonado progresivamente de este cultivo debido a la escasa rentabilidad y los costes de producción en aumento, y por el otro la industria, que ha sufrido una fase recesiva de mercado y una fuerte competencia a nivel internacional.
Finalmente, destaca el comunicado, a esta disminución de la superficie durante la campaña, se sumó el retraso de la plantación a causa del mal tiempo y, además, los fenómenos climatológicos de los meses de verano alteraron el proceso de maduración de las bayas, comportando un aplazamiento del inicio de la cosecha, que se ha continuado hasta fechas inusuales, con una evolución altamente fluctuante, según publica el Boletín Exterior del MAGRAMA.




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