La Renta Agraria total en términos reales durante el año 2013 experimentó un aumento del 7,3% respecto al año anterior según la 1ª estimación publicada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. A pesar de ello, si observamos la evolución durante el periodo 2003-2013, se constata una caída del 23,1% en la última década.
La subida de los dos últimos años (2012-2013) obedece a la mejora en productividad, a unas condiciones climáticas favorables y a la gran fortaleza exportadora del sector. En 2013, la producción vegetal ha experimentado un aumento del 8,1%, variación motivada fundamentalmente por un incremento de los volúmenes recolectados. En este sentido, se han producido aumentados destacables en cereales (42%), plantas industriales (28%), vino y mosto (23%) y frutas (14%). No obstante, se contabilizan descensos en hortalizas (-1,5%) y aceite de oliva (-53%). En el último caso, la subida de precios no ha respondido a la ley de la oferta y la demanda ( el valor del aceite de oliva ha caído un 36,8% respecto a campaña anterior), cuestión que desde COAG se denunció ante las autoridades de Competencia para que se abriera una investigación por posible pacto de precios entre los escasos operadores del sector oleícola.
En cuanto a los precios, aumentan en productos como las patatas, hortalizas, plantas industriales y frutas, mientras que se observan acusados descensos en cereales, vino y mosto.
Respecto a la producción animal, su valor aumenta un 0,4%, principalmente como consecuencia de la tendencia al alza de los precios en porcino, leche y vacuno. En ovino-caprino, aves, y huevos experimentan una caída significativa. Desciende la producción en equinos, huevos, ovino-caprino, aves, porcino, vacuno y leche.
En el capítulo de consumos intermedios, experimentan un aumento del 1,5% respecto al año anterior, debido en gran medida al aumento de las cantidades consumidas y de los precios. Así, las principales variaciones al alza en cantidad se producen en fertilizantes, semillas y plantones y energía. Asimismo, se registran aumentos de precios en productos fitosanitarios, piensos y gastos veterinarios, y descienden los precios de los fertilizantes.
Caso aparto merece la espectacular subida de precio de las tarifas eléctricas para riego. Desde que en el año 2008 el Gobierno suprimió la tarifa eléctrica de riego, los agricultores de regadío han soportado incrementos de coste eléctrico por encima del 120%. El coste eléctrico ha pasado a ser la primera preocupación de las explotaciones de regadío, a pesar de que su consumo es totalmente estacional o de temporada. Desde hace años estamos denunciando la injusta situación que supone tener que abonar el término de potencia de la tarifa eléctrica durante los 12 meses del año, cuándo se utiliza exclusivamente en contadas ocasiones.
Agravando esta situación, la publicación en agosto de 2013 de la Orden IET/1491/2013, incrementa el peaje de potencia pero reduce el término de energía, lo que favorece a los sectores productivos de gran consumo de energía y actividad continua y perjudica a los regantes. La agricultura española no se entiende sin el regadío, por lo que resulta absolutamente apremiante afrontar esta situación que está poniendo en riesgo la viabilidad de este tipo de explotaciones.
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