El Departamento de Agricultura de Cataluña (DARP) está haciendo estos días un tratamiento aéreo sobre unas 7.000 hectáreas de bosque para combatir la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Los tratamientos se hacen en las zonas más afectadas de Cataluña y el objetivo de la campaña es rebajar las poblaciones de esta plaga. Las comarcas donde se realizan los tratamientos son el Pallars Jussà, Alt Urgell, Cerdanya, Solsonès y la Alta Ribagorça.
El tratamiento más efectivo para combatir la procesionaria en el ámbito forestal es el aéreo que se realiza en otoño, en los primeros estadios de desarrollo de las orugas. Estos tratamientos se llevan a cabo en las zonas donde las poblaciones son más altas a fin de evitar las defoliaciones importantes y los problemas de urticaria. El plaguicida que se utiliza en estos tratamientos para el control de la procesionaria es un producto biológico, el Bacillus thuringiensis kurstaki.
El tratamiento dispone de un Plan de aplicación aérea, aprobado por la Dirección General de Agricultura y Ganadería para el control de la procesionaria del pino para la campaña 2015. La técnica de aplicación es mediante Ultra Bajo Volumen. En función de las características de la zona, los tratamientos se hacen con helicóptero (2.500 ha) o en avión (4.500 ha).
El invierno pasado los daños que produjo la procesionaria fueron muy considerables en diferentes lugares de Cataluña. De acuerdo con las prospecciones efectuadas por los agentes rurales, de las 725.000 ha de diferentes especies de pinos que hay en Cataluña, unas 96.000 estaban afectadas en diferentes grados y más de 10.000 en el grado más elevado.
Por esta razón, existe una alta probabilidad de que el próximo invierno los daños vuelvan a ser extraordinarios, con los consiguientes perjuicios sociales, económicos y ambientales. Esto, sumado a las peticiones de numerosos ayuntamientos, ha hecho que el Departamento haya decidido volver a hacer una campaña de control de esta plaga. Las zonas a tratar han sido seleccionadas por los especialistas en sanidad forestal de la Dirección General de Montes.
La procesionaria es una plaga autóctona que afecta principalmente a los pinos.
Los principales perjuicios que provoca la procesionaria afectan a las personas (reacciones alérgicas, urticarias …) y los animales (ganado y, sobre todo, perros), ya que los árboles generalmente se recuperan, aunque pierden mucha vitalidad y pueden llegar a quedar totalmente defoliados. Hay que tener presente que la procesionaria es un insecto autóctono que no se puede erradicar y que en determinadas circunstancias las poblaciones aumentan y se convierten en una plaga.
Hay que distinguir entre los daños en las zonas urbanas y urbanizables y las zonas forestales. En las zonas forestales y para superficies continuas y extensas, la única técnica de control efectiva son los tratamientos aéreos. Estos tipos de tratamientos sólo están autorizados excepcionalmente y están muy regulados por normativa. Cada tratamiento se realizará de acuerdo con un plan de aplicación aérea concreto que debe ser aprobado explícitamente. En este Plan, constan, además de los productos, las dosificaciones, las fechas y zonas del tratamiento y las medidas de seguridad (que incluyen franjas de seguridad de 100 metros alrededor de núcleos habitados, masas de agua, cultivos ecológicos .. .).
En las zonas urbanas o urbanizables, la normativa prohíbe los tratamientos aéreos, y además el DARP no tiene competencias para actuar. En cambio, sí son viables otras técnicas de control terrestres que conviene que estén realizadas por empresas acreditadas para hacerlos. Hay que recordar que el primer responsable del control de cualquier plaga es el propietario del terreno.
A medio y largo plazo, el objetivo es mejorar la vitalidad de las masas forestales mediante una gestión forestal activa que haga los bosques más resistentes y resilientes ante plagas, incendios forestales y otras perturbaciones, y también más adaptados al cambio climático (que también tiene su incidencia en la expansión de plagas y en el incremento del riesgo de incendios).
El abandono de la gestión tradicional y el escenario de calentamiento global hacen prever que, si no se potencia aún más una gestión forestal sostenible, el riesgo de incremento de plagas (entre ellas la procesionaria) y de incendios forestales aumente. Por ello, desde el Gobierno se promueve una gestión forestal orientada a aumentar los valores económicos, sociales y ambientales. Este es el objetivo principal del Plan general de política forestal 2014-2024 y del Plan de dinamización de los aprovechamientos forestales aprobados, ambos, el año pasado.
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