La comarca valenciana de la Ribera Alta alberga uno de los proyectos más innovadores en producción hortícola bajo invernadero de la Comunitat Valenciana. La empresa de los hermanos Monrabal, con más de 30 años de trayectoria en el cultivo tradicional de tomate, ha dado un giro tecnológico al adoptar un sistema hidropónico que los ha situado como uno de los principales productores de tomate en este formato a nivel autonómico.
Desde junio de 2024, la explotación ha implantado una tecnología agrícola basada en sacos de fibra de coco como sustrato, en lugar del suelo convencional. Las plantas reciben una solución nutritiva equilibrada que les proporciona todos los nutrientes necesarios sin desperdicios. Este sistema permite un uso altamente eficiente del agua, el suelo y los fertilizantes, con una producción más constante, controlada y homogénea.
Más meses de producción, más continuidad
El sistema hidropónico se desarrolla en invernadero, lo que permite ampliar el calendario de cultivo y mantener la producción en épocas del año donde no es viable hacerlo a cielo abierto. Según explican los responsables del proyecto, esta continuidad posibilita abastecer el mercado durante más meses, con ciclos más planificados y regulares.
La empresa ha completado ya dos ciclos de producción en esta nueva etapa y se encuentra aún en fase de ajuste y observación para optimizar el rendimiento de las distintas variedades. Los hermanos han estudiado previamente el comportamiento de este sistema en otras explotaciones de la provincia antes de implementarlo en su propia finca.
Actualmente, cultivan tres variedades de tomate adaptadas con éxito al sistema hidropónico: Rosa del Maestrat, Híbrido Óptima y Valenciano. Los productos se comercializan a través de la tira de contar de Mercavalencia, consolidando así su presencia en el mercado local.
Producciones más altas y ahorro de recursos
La producción hidropónica de tomate aporta ventajas significativas frente al cultivo tradicional. Estudios recientes indican que, por planta, se pueden alcanzar rendimientos de 5 a 6 kg por ciclo, frente a los 2,5 kg que se logran en suelo, lo que representa un aumento cercano al 60 %. En cuanto al rendimiento por metro cuadrado, los invernaderos de alta tecnología pueden alcanzar los 70 kg, más del doble que los 30 kg/m² habituales en sistemas convencionales.
Además, la eficiencia hídrica es uno de los puntos fuertes del sistema. Se estima un ahorro de entre el 30 % y el 50 % de agua respecto a otros tipos de riego, gracias a la recirculación de la solución nutritiva y al uso optimizado de los recursos. También permite acortar los ciclos de producción hasta en un 20 %, lo que se traduce en más cosechas al año.
Desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), se ha valorado esta iniciativa como un ejemplo de cómo la innovación puede integrarse en modelos familiares de producción. Su presidente ha destacado que este caso ilustra la compatibilidad entre sostenibilidad, modernización y tradición, y ha subrayado el esfuerzo de la familia Monrabal como un referente de agricultura inteligente y comprometida con el futuro del campo valenciano.
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