El sector UE de la remolacha se enfrenta a dos desafíos importantes: los acuerdos comerciales con Mercosur y Ucrania, que pueden generar impactos negativos, de acuerdo con la opinión de la Confederación Internacional de Remolacheros Europeos (CIBE).
Respecto al acuerdo con Mercosur, los cultivadores calificaron de inaceptable la forma en que la Comisión Europea ha gestionado su implementación, y solicitaron al Consejo y al Parlamento Europeo que evalúen los graves efectos que este tratado podría tener en la agricultura europea. Además, instaron a detener su ratificación para proteger al sector agrícola.
Por otro lado, expresaron inquietud por la revisión del Acuerdo de Asociación UE-Ucrania (DCFTA), especialmente ante el vencimiento del Reglamento de Medidas Comerciales Autónomas (ATM) el 5 de junio de 2025. Según el presidente de la CIBE, Guillaume Gandon, el sector se encuentra en un punto crítico y no puede competir con las condiciones y estructuras de producción de Ucrania, donde operan grandes agroempresas con reglas diferentes.
Gandon subrayó que, aunque las medidas ATM se justificaron por la guerra, el contexto actual es diferente y exige cautela en la apertura del mercado europeo a las importaciones de azúcar ucraniano. Advirtió que permitir una mayor entrada de este azúcar sin restricciones podría provocar el cierre de fábricas, la desinversión en zonas rurales y graves consecuencias para la transición ecológica en el sector.
Los productores pidieron que la revisión del acuerdo con Ucrania respete estrictamente la cuota arancelaria (TRQ) establecida de 20.070 toneladas anuales para las importaciones de azúcar. De lo contrario, advirtieron, la viabilidad de las fábricas de remolacha y las comunidades rurales europeas estará en peligro.
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