El sector vitivinícola europeo atraviesa una situación crítica, marcada por problemas estructurales como la sobreproducción, la falta de rentabilidad y los desajustes entre oferta y demanda. Estos desafíos afectan no solo a los viticultores, sino también a las economías rurales que dependen de este cultivo.
El Grupo de Alto Nivel del Vino (GANV) de la Unión Europea ha planteado un conjunto de recomendaciones con el objetivo de equilibrar el mercado y garantizar la sostenibilidad del sector. Entre las medidas propuestas destacan el arranque de viñedos para limitar la producción, la reestructuración y reconversión de viñedos, el control de rendimientos y la promoción de los vinos europeos en mercados internacionales. Sin embargo, organizaciones como ASAJA y Unión de Uniones subrayan la necesidad de adaptar estas propuestas a las realidades del sector y de contar con la financiación necesaria para su implementación.
ASAJA
ASAJA ha instado al Ministerio de Agricultura a actuar con celeridad para trasladar las recomendaciones del GANV a la legislación nacional, permitiendo que las medidas tengan un impacto positivo de forma inmediata. La organización considera fundamental un paquete financiero suficiente, financiado con fondos nacionales y autonómicos, para implementar el plan de arranque de viñedos. Este programa permitiría adecuar la producción a la demanda y evitar la sobreoferta que desestabiliza el mercado. Además, ASAJA ha destacado la importancia de garantizar precios justos mediante el cumplimiento de la legislación vigente, eliminando las prácticas de compra de uva por debajo de los costes de producción. También considera crucial fortalecer el control de los rendimientos y ajustar la reestructuración del viñedo a las tendencias del mercado, promoviendo la competitividad del sector en mercados internacionales.
Unión de Uniones
Por su parte, Unión de Uniones ha puesto énfasis en la necesidad de maximizar el uso del presupuesto anual disponible para la Intervención Sectorial Vitivinícola (ISV), que asciende a 202,14 millones de euros, asegurando que no quede ningún euro sin ejecutar. La organización ha insistido en adaptar las medidas de reestructuración y vendimia en verde a las tendencias del mercado y a las realidades productivas de cada región, incrementando la cofinanciación de estas acciones hasta el 65 %. Además, ha pedido abrir la promoción de los vinos a los países de la UE y vincular las inversiones al cumplimiento de contratos regulados por la Ley de la cadena alimentaria. Unión de Uniones también ha subrayado la importancia de implementar medidas para valorizar los subproductos de la cosecha, contribuyendo a una gestión más sostenible del sector.
Ambas organizaciones coinciden en que es necesario un plan de arranque estatal que facilite el abandono de la actividad a los viticultores que lo deseen, bajo criterios sociales. Sin embargo, advierten que las perspectivas actuales no contemplan medidas de este alcance, limitándose a intervenciones específicas en determinadas zonas productivas sin presupuesto adicional. Este enfoque, según las organizaciones, resulta insuficiente para abordar los problemas estructurales del sector.
Ayer venía la noticia en algún digital agrario que se pedía nuevas autorizaciones de plantación en algunas zonas, algo que es sorprendente por cuanto hay un problema de desajuste entre oferta (exceso) y demanda (disminución). Hoy por el contrario leemos que se solicita desde el sector una reestructuración con financiación de arranques. Yo pregunto: Esto es lo que se hizo en los finales de los años 80 y 90 en los que se diseño un Plan de Reestructuración de viñedo en que se financiaron arranques y abandonos definitivos de viña para regular el mercado y posteriormente a los pocos años esas mismas parcelas abandonadas con subvenciones en algunos casos se volvieron a plantar de viña en programas de reestructuraciones a través de planes gestionados por Bodegas -muchas de ellas Cooperativas en la Comunidad Valenciana- también con subvenciones, y ahora posiblemente con este nuevo Plan que se avecina puedan volver a arrancar esas mismas parcelas y también con subvenciones. Lo que sí está claro es que cuanto más Planes reguladores han habido y sobretodo en viñedo y subvencionados, más caos y más listillos habrá para aprovecharse de ello. con perjuicio del agricultor honrado. Creo que hay que evaluar más los planes comunitarios realizados en los últimos años y desde luego sea en este sector o en otros (frutos secos, aceite, etc.) considerar que no solo con ellos se va a solucionar el problema de viabilidad sino que deben complementarse con una aplicación y funcionamiento real y no virtual, de otras leyes que existen tal como la de la Cadena Alimentaria, que aunque su finalidad sea equilibrar el valor de la cadena y obtener por los productores precios de venta por encima de sus costes de producción que le permitan seguir con su actividad, eso no se convierta en «agua de borrajas» porque ni se cumple ni se hace nada al respecto por las autoridades responsables para revertir esa descompensación y por supuesto también apoyados en unos Planes de Seguros Agrarios adecuados a la realidad, para que los productores no tengan en determinadas épocas que encomendarse al santoral para que no ocurra ningún accidente meteorológico que sume uno más a los problemas anteriores.