Investigadores de la Universidad de Michigan (EEUU) han desarrollado una patata genéticamente modificada que se puede almacenar a temperaturas frescas durante largos períodos de tiempo y producir patatas fritas más sanas y de mayor calidad.
Se trata de la patata Kal91.3 que se ha obtenido a partir de una variedad obtenida por la Universidad que se llama Kalkaska. La patata MG se puede almacenar en temperaturas frías durante largos períodos de tiempo sin que la sacarosa contenida en el tubérculo se transforme en azúcares reductores como la fructosa y la glucosa, que son los responsables de que la patata se ponga más marrón y caramelice durante los procesos de fritura.
La sacarosa se descompone en las patatas con la presencia de la enzima invertasa ácida vacuolar. Los investigadores han silenciado en la patata Kal91.3, el gen que produce la invertasa ácida vacuolar en las patatas, por lo que se evita la descomposición de la sacarosa en azúcares reductores.
Tradicionalmente, muchos agricultores han almacenado patatas a una temperatura sobre los 10ºC para evitar la acción de la invertasa ácida vacuolar que necesita temperaturas más frías para actuar. El inconveniente de esta temperatura es que las patatas son más susceptibles a la pudrición durante el almacenamiento y a la pérdida de humedad. La patata Kal91.3, sin embargo, ha demostrado la capacidad de almacenarse a 4,4ºC manteniendo su equilibrio de azúcar.
Además, otra ventaja de esta patata es que reduce el impacto ambiental del proceso de cultivo al precisar menos fertilizantes y pesticidas para conservar el tubérculo durante el almacenamiento.
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