La protesta de agricultores y ganaderos en Alemania está siendo todo un éxito de convocatoria. No se tiene noticia de otra protesta anterior, con tal grado de asistencia, lo que pone de manifiesto hasta que punto, los productores alemanes ya no aguantan más.
Según la policía alemana, un total de unas 100.000 personas participaron en las protestas del lunes en las que se bloquearon carreteras de todo el país con tractores, camiones y otros vehículos. En los bloqueos de ayer martes, participaron aproximadamente 2.000 tractores en Hamburgo y Bremen, 7.000 en Munich, 600 en Berlín y 1.000 tractores y camiones en Stralsund.
Estos bloqueos masivos, que para los organizadores, son solo el comienzo, han provocado bastante caos en el país, porque muchos trabajadores no han podido ir a sus puestos de trabajo ni los niños a sus escuelas.
El gobierno federal ha encendido la mecha de las protestas con su política medioambientalista y su importante bajada en el capítulo agrario de su presupuesto 2024. Los gobiernos de algunos länder como los e Sarre, Brandeburgo, Baja Sajonia y Schleswig-Holstein han pedido al gobierno que dialogue con los agricultores y abandone los recortes presupuestarios propuestos, pero Berlín no parece que tenga intención de cambiar su posición.
Mientras que el ánimo de los agricultores está » que arde «, Greenpeace ha divulgado un comunicado de prensa en el que echa más leña al fuego. Pide al Gobierno «que deje de promover el uso de combustibles fósiles o el consumo de carne y leche, que son perjudiciales para el clima, mediante exenciones fiscales».
Greenpeace propone usar, los 6.000 M€ que actualmente se destinan a la agricultura, en promover la producción ecológica, para reducir el uso de fertilizantes y pesticidas.
Muy bien, por lo que se ve hay que invertir en imigracion que esto es el futuro de nuestro hundimiento.
¡¡¡que mandatarios tan irracionales hay en la actualidad que no sepan conservar lo que nuestros abuelos , padres con grandes sudores crearon !!!. salud que nos queda poca y pocos dinero en los bolsillos.
Lo malo es que en todos los sitios «cuecen habas» y no hay escape.
Oyendo a los políticos que han ganado aquí, uno puede pensar que nos han tomado por subnormales.