Investigadores de la Autoridad de Energía Atómica de Egipto (EAEA) han comenzado la cosecha de trigo modificado genéticamente (MG) en la ciudad de Inshas, zona en la que se había permitido el cultivo. Este trigo biotecnológico tiene varias características mejoradas genéticamente, como el alto rendimiento, la tolerancia a suelos salinos y la resistencia a la escasez de agua.
Este trigo biotecnológico puede producir más de ocho toneladas por hectárea, aproximadamente dos toneladas más que las variedades de trigo convencionales cultivadas en Egipto. El cultivo de este trigo transgénico solo requiere 140 días. Teniendo en cuenta estos rendimientos, se estima que la producción local de trigo en el país podría crecer un 33% y reducir notablemente la dependencia de las importaciones de trigo.
A principios de abril, Hesham El Hossary, jefe del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes, dijo ante los medios que la crisis de la pandemia del coronavirus y la situación política internacional del conflicto ruso-ucraniano han empujado al estado a considerar el cultivo de variedades transgénicas. Egipto prohíbe la importación y siembra de semillas transgénicas, pero sí permite la importación de soja y maíz MG producidos en otros países, especialmente desde los Estados Unidos.
Egipto sufre actualmente una crisis de suministro de trigo debido al conflicto entre Rusia y Ucrania, ya que los dos países son los mayores importadores de trigo de Egipto. Por eso el gobierno está trabajando para aumentar el área de cultivos de trigo para los próximos años. Egipto necesita alrededor de 18 millones de toneladas de trigo al año, con una productividad local de 10 millones de toneladas. El 80 por ciento del trigo exportado proviene de Rusia y Ucrania. Fuente: Fundación Antama
Vaya! más vale tarde que nunca, y desgraciadamente, guerra en Ucrania mediante!!
Está claro una vez más, que el rechazo a la biotecnología agrícola no se trata de un problema de seguridad alimentaria o medioambiental, sino un posicionamiento político-ideológico al igual que en Europa.
La diferencia está que en Europa lo que preocupa son los votos de tantísimos ciudadanos de cuya cabeza ya es imposible sacar las mentiras que difamaron los grupos ecologistas contra la biotecnología desde hace 20 años. En Egipto, yo pensaba que quizás había una componente religioso fundamentalista, pero mira por donde, como no les importan los votos, esta vez sí que confían en la ciencia cuando les aprieta el hambre…
Cosas veredes, querido Sancho!
Puede que debido a la guerra ruso-ucrania, se avance en derribar una serie de prejuicios sobre la transgénesis. De lo malo puede surgir algo bueno.