“Los contaminantes que contienen los productos fertilizantes UE, como el cadmio, pueden plantear un riesgo para la salud humana, animal o vegetal, la seguridad o el medio ambiente, ya que se acumulan en el medio ambiente y entran en la cadena alimentaria. Por ello debe limitarse el contenido de contaminantes en tales productos”. Así lo recoge el Reglamento (UE) 2019/1009, sobre los productos fertilizantes.
Dicho Reglamento limitará el contenido de cadmio (Cd) en los abonos fosfatados a 60 mg Cd/kg P2O5 a partir del 2022.
No obstante, la Agencia francesa de Seguridad Alimentaria, Ambiental y Laboral (ANSES), en base a un trabajo de evaluación a la exposición al cadmio realizado en 2019, recomienda no superar los 20 mg Cd/kg P2O5.. Este límite es fundamental para reducir la acumulación de cadmio en los suelos y su transferencia a cultivos y aguas superficiales y subterráneas, según señala ANSES.
En el caso de los abonos fosfatados PhosAgro, el Green Label (o etiqueta verde) garantiza un contenido ínfimo de cadmio: por debajo de 5 mg Cd/kg P2O5 en todos sus abonos fosfatados.
Gracias a ello, PhosAgro brinda una solución concreta al necesario control de riesgo de contaminación de los productos de cosecha por el cadmio, tal y como se establece en las especificaciones de determinados sectores e industrias agroalimentarias, nacionales e internacionales.
En Europa tenemos que pagar los fertilizantes fosfatados a precio de oro porque tienen limitado el contenido de fósfoto. Pero luego importamos cereales, oleagionosas y proteaginosas de otros países en lo que utilizan abonos sin esta limitación.
Así de «listos» somos en Europa, machacamos no normas muy extrictas a los agricultores europeos pero no lo hacemos a los productos importados.