El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, y el presidente de Ibérica Sugar Company SLU, Jamal Al Ghurair, suscribieron el pasado viernes un protocolo de intenciones para impulsar la construcción de una industria azucarera en Mérida.
Tras la firma del protocolo, que ha tenido lugar en la sede de la Presidencia de la Junta de Extremadura, en Mérida, Fernández Vara ha avanzado que el calendario previsto contempla el inicio de las obras durante el año próximo para que la obra esté terminada en el primer trimestre de 2024.
El presidente extremeño ha recordado que la inversión en el proyecto ronda los 500 millones de euros y que la creación de empleo se sitúa por encima de los 200 puestos de trabajo directos y unos 1.000 indirectos
Asimismo, Fernández Vara ha agradecido al Gobierno de España el “acelerón” que se ha dado a este proyecto, para el que hay dos elementos fundamentales, como son la financiación y el coste de las energías.
Por lo que respecta a la financiación, ha señalado que lo que permite que se haya suscrito este protocolo es la apertura, el pasado jueves, del fondo estatal de apoyo a la inversión productiva que facilitará el acompañamiento al proyecto, en el que también la Junta de Extremadura tendrá una aportación.
Fernández Vara ha anunciado una posible alianza de empresas con el objetivo de que se pueda instalar también una empresa de producción de energías limpias.
El presidente de Ibérica Sugar Company SLU, Jamal Al Ghurair, ha manifestado que será necesaria una producción de entre 700.000 y 900.000 toneladas al año para que se pueda hablar de una “gigaplanta”, así como una superficie de cultivo de remolacha azucarera de entre 80.000 y 100.000 hectáreas.
En este sentido, Fernández Vara ha señalado que ya hay un acuerdo entre los promotores y las organizaciones profesionales agrarias en relación con la producción, si bien, en el caso de que no se alcanzara el número de hectáreas necesario, podrían participar también agricultores de Portugal o de otras comunidades limítrofes.
El coste de la energía está por las nubes, pagamos el precio más alto de Europa, no somos competitivos, esta pobre gente no sabe donde se mete.
Es una auténtica locura de idea. El coste de producir remolacha con riego es infinitamente mas caro que el azúcar de caña o la producida en el Norte de Europa. En ese proyecto hay algunos que se van a forrar. Y al Gobierno de inútiles Extremeños y españoles les han tomado el pelo.
Lo normal es que nuestro gobierno, compuesto por intrépidos emprendedores con dinero ajeno, paguen más de la mitad de la inversión y se empeñen hasta los ojos para que este proyecto, inviable económicamente por el sector en el que aterriza, se lleve a cabo. Si se lleva a cabo será otra muestra más de que nos encanta apoyar proyectos inviables. Somos de lo que no hay. Porque nadie, digo nadie ha hecho un estudio sobre el payback del proyecto, que será…. Nunca!!
Siento no coincidir con lo del «dinero ajeno». El dinero es nuestro!! No es dinero público que no es de nadie. No es el Gobierno el que paga, somos nosotros.
Alguien se ha preguntado porque se cerró la azucarera del Guadiana que estaba en La Garrovilla, entre Mérida y Montijo y porque muy cerca de esta localidad en Portugal lo que fue una azucarera es hoy una refinería de azúcar. Muy sencillo, por qué en esta zona del suroeste de la península ibérica el potencial productivo de la remolacha azucarera es tan bajo que hace que no sea un cultivo atractivo para los cultivadores. Es las mejores épocas en La Garrovilla apenas se conseguían las 3500 has. Si estos señores quieren hacer otra refinería lo más rentable es que la hagan en un puerto de mar. En fin…