Los países del norte y centro de la UE, donde no aplican la posibilidad de conceder ayudas asociadas y que son grandes detractores de la medida, siempre alegan que este tipo de ayuda fomenta el incremento de producción, cuando su objetivo original es ayudar a producciones que afrontan dificultades para incentivar el mantenimiento de los niveles de producción actuales.
En el caso de España, las ayudas asociadas a los cultivos (ayudas asociadas por superficie) cumplen perfectamente el objetivo para el que fueron concebidas. No han incrementado las superficies sembradas sino que han conseguido frenar la reducción de estas superficies. Sin la ayuda asociada, la reducción habría sido muchísimo más elevada.
Como puede verse en el cuadro en el cuadro adjunto, la superficie arroz, de remolacha (zona norte y zona sur), proteaginosas y tomate se han reducido entre 2015 y 2018. En algunos de estos cultivos, si se considerara 2019, todavía habría un mayor descenso.
Han aumentado ligeramente la superficie de oleaginosas y algo más la de legumbres (aunque es muy pequeña la superficie sembrada), lo que va en línea con los objetivos de la Comisión Europea de promover la proteína doméstica y reducir la dependencia que la UE tiene del exterior, para la producción de piensos con los que alimentar a la creciente ganadería europea.
Evolución de la superficie con ayuda asociada por superficie entre 2015-2018

Hay que recordar que la ayuda asociada es una ayuda que todos los Estados miembros podría conceder a un amplio conjunto de sectores, si así lo quisieran. Los fondos de esta ayuda se detraen de los sobre nacionales para el pago básico, por lo que los países que conceden ayudas asociadas disponen de menos fondos para el pago básico.
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