El consejero de Agricultura de la Junta de Andalucía, Rodrigo Sánchez Haro, ha reafirmado su “apuesta decidida” por la sanidad animal, reforzada, según ha argumentado, con nuevas órdenes de ayudas y un incremento “sensible” de las partidas destinadas en los presupuestos de 2018. Así lo ha asegurado durante el encuentro mantenido con las Agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG) de Andalucía oriental (el pasado 14 de noviembre se reunió con las de la franja occidental), en el que ha reiterado que el departamento que dirige respaldará la labor “primordial” de estas entidades en la ejecución de los programas sanitarios con una dotación de nueve millones de euros, un 28,5% más que en 2017 para “dar nuevos pasos para poner cerco y acabar con las enfermedades que afectan o pueden afectar a nuestras cabañas”.
Sánchez Haro, en este sentido, ha apuntado a la interlocución permanente y a la “potente estructura” de cooperación público-privada que conforman las ADSG (77 en toda la comunidad que abrigan a más de 27.000 explotaciones) y la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural como “responsables directos” de la buena salud de la ganadería andaluza. El “esfuerzo de todos” y el “rigor” de los programas de control y erradicación han derivado, por ejemplo, en la eliminación de la brucelosis en la ganadería bovina y en avances considerables en el caso de las cabañas ovina y caprina, objetivo prioritario de la política sanitaria a raíz de la detección de cuatro decenas de explotaciones positivas en 2016 en Málaga, Jaén, Granada y Almería. Asimismo, ya se han iniciado las actuaciones pertinentes para solicitar que se califique a Huelva y Cádiz como provincias oficialmente indemnes.
No es muy distinto el caso de la lengua azul, un campo en el que los planes obligatorios de vacunación han permitido, en palabras de Sánchez Haro, neutralizar su impacto en las explotaciones. Este año la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, no en vano, ha adquirido 15 millones de dosis contra los serotipos 1 y 4 por un importe de más de tres millones de euros para su aplicación en 2017 y 2018. Con ello, se ha conseguido que la presencia de la enfermedad no implique ninguna restricción al movimiento de animales, con la consecuente disminución de las pérdidas ocasionadas a los ganaderos. “La labor de prevención y vigilancia que llevamos a cabo en Andalucía, en definitiva, funciona y es eficaz”, ha sentenciado el responsable del ramo.
Con los mismos términos se ha referido Rodrigo Sánchez a la lucha contra la tuberculosis bovina, en la que ha destacado el “gran logro” que supone el notorio descenso de la incidencia registrada en animales en el último año. Así, en 2017 ha pasado a afectar al 0,8% de las reses, frente al 2,2% con el que se cerró el ejercicio 2016. A su juicio, empiezan a verse los resultados de una intensificación de los controles y una mejora de la sensibilidad de los medios de diagnóstico que “nos han acercado más a la realidad del problema y nos han llevado a reducir drásticamente todos los índices epidemiológicos”. De esta manera, y sin olvidar la importancia de las medidas de disminución del contacto con la fauna silvestre por su papel de reservorio y el control de la tuberculosis en estas especies con actuaciones cinegéticas, “ahora estamos más preparados que nunca para atajar la enfermedad”.
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