Las próximas rondas de negociaciones entre la
Unión Europea y Estados Unidos para la firma del
Acuerdo Transatlántico para el
Comercio y la Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) marcarán el
futuro del sector ganadero europeo.
El planteamiento de inicio de ambas delegaciones
es mantener sus respectivas regulaciones en producción ganadera. D. Ignacio
García Bercero exponía al finalizar la 12ª Ronda “Todo lo que hacemos será
totalmente transparente y respetará la independencia de los reguladores y de
nuestros respectivos procesos regulatorios nacionales. No va a cambiar la
manera de regular las políticas públicas como la seguridad alimentaria o la
protección del medio ambiente (*)”.
Un acuerdo con este planteamiento coloca en una
situación profundamente desequilibrada e injusta a los productores comunitarios,
que aplican el exigente Modelo de Producción Europeo, con importantes
sobrecostes en relación con el modelo de Estados Unidos.
Los principales costes regulatorios para los
ganaderos comunitarios son:
a.
La
UE limita la utilización de las nuevas tecnologías de Organismos Genéticamente
Modificados (OGMs) para la producción de materias primas destinadas a la
alimentación animal. En EE.UU. estas nuevas tecnologías se emplean de forma
generalizada, incrementan la productividad al menos un 15% y reducen los costes
en fitosanitarios, herbicidas, labores de cultivo, etc.
b.
La UE limita el abastecimiento de
materias primas estableciendo unos niveles de presencia de residuos (LMR) de
fitosanitarios y aflatoxinas en materias primas inferiores a los aceptados en
EE.UU. Esto impide el aprovisionamiento del mercado comunitario desde orígenes
tradicionales como Argentina.
c.
La UE no permite utilizar promotores
de crecimiento (hormonas, antibióticos y otros) en producción animal, mientras
que los EE.UU. sí. Así el índice de conversión mejora en EE.UU. hasta un 15-20%
en vacuno, en producción de carne de cerdo el coste se reduce 2 €/100 kg de
carne producida y en carne de pollo, unos 0,8 céntimos de euro/kg. de peso vivo.
d.
La UE no permite la utilización de
la hormona somatotropina bovina (BST), que potencia la producción láctea
incrementando de media un 16% la producción en EE.UU.
e.
La UE prohíbe el empleo de
subproductos de origen animal (proteínas animales transformadas, sebo y grasas y
estiércol de ave), en la alimentación de animales de consumo, mientras que en
EE.UU. están autorizados, lo que reduce un 2% el coste del pienso compuesto.
f.
La UE obliga al ganadero comunitario
a contratar la gestión de los subproductos de origen animal con un coste que, en
el caso de la carne de cerdo y vacuno, alcanza los 1,8 €/100 kg de carne y por
vaca nodriza 23 € en concepto de retirada de cadáveres.
g.
La UE es muy restrictiva en la
regulación de uso de aditivos y medicamentos veterinarios respecto de EE.UU.
Esta asimetría, en función de la especie, impone un coste por el mayor uso de
tratamientos preventivos y los controles.
h.
La UE impone normas sobre seguridad
alimentaria y sanidad animal en la producción que añaden costes por los
controles sanitarios, eliminación de animales positivos, análisis obligatorios,
gestión de incidencias, gastos administrativos por registros y trazabilidad,
entre otros. Por ejemplo, en la producción de carne de pollo el coste de
controlar la salmonela asciende a 1,1 €/100 kg de peso vivo.
i.
La UE prohíbe el tratamiento de la
carne de ave por cloración, que en EE.UU.se emplea de forma generalizada.
Incrementa los costes de manejo de las canales en los mataderos comunitarios.
j.
La UE tiene regulaciones sobre medio
ambiente que afectan a la autorización de las granjas, al uso del estiércol, a
la reducción de emisiones de gases y a la gestión de residuos. Afectan
principalmente a las producciones avícola y porcina (el sobrecoste de la
producción de huevos es un 2,2%, en la de carne de ave, 0,8 céntimos de euro por
kg de peso vivo y en el sector porcino 6,10 €/100 kg.)
k.
La UE impone la trazabilidad a lo
largo de la cadena: identificación de los animales y productos, mantenimiento de
registros, emisión de guías y certificados y marcado individual de canales y
huevos. El coste asciende a 130 €/1000 gallinas al año, y 17,8 €/vaca nodriza y
3 €/100 kg de carne en el sector porcino.
l.
La UE aplica una amplia legislación
sobre bienestar animal en granja, durante el transporte y el sacrificio, entre
otras. Supone un incremento del 6,7% del coste de producción de huevos y en el
sector porcino 0,70 €/100 kg. de carne.
Los impactos de las normativas mencionadas
ascienden a los siguientes costes totales unitarios (regulatorios más variables)
de producción en la UE y EE.UU. :(**)
|
UE |
|
|
|
|
|
|||
|
73,9 |
45,4 |
28,6 |
63 |
|
152,9 |
77,8 |
75,1 |
97 |
|
83,1 |
49,2 |
33,9 |
69 |
|
71,9 |
53,8 |
18,1 |
34 |
|
36,4 |
23,3 |
13,2 |
57 |
Esta diferencia de costes hace imposible para los
ganaderos comunitarios competir en un futuro mercado abierto
que mantenga dos modelos regulatorios tan diferentes, ya que
beneficia a las producciones más baratas, que son las de EE.UU.
Esta conclusión resulta clara para los
negociadores de EE.UU., que han publicado recientemente sus previsiones de
incremento de las exportaciones a la Unión Europea en el informe Agriculture
in the Transatlantic Trade and Investment Partnership: Tariffs, Tariff-Rate
Quotas, and Non-Tariff Measures (****).
Firmar un acuerdo manteniendo las diferencias
existentes entre los dos modelos regulatorios coloca a los ganaderos y a los
consumidores europeos en una situación profundamente injusta e inaceptable
porque permitirá la entrada en el mercado de alimentos producidos sin las
exigencias comunitarias y a precios inferiores, lo que abocaría a los sectores
ganaderos a la ruina.
Las asociaciones firmantes no están en contra del
TTIP si se adopta un único modelo regulatorio (igual, no “equivalente”).
Mientras tanto, los subsectores de vacuno de carne y leche, carne de porcino y
ave y de producción de huevos (que representan únicamente el 0,47% del PIB de la
Unión Europea) (***) consideran justa su exclusión del TTIP.
El Tratado CETA
UE-Canadá, y el TPP, precedentes a considerar en la negociación del TTIP
Canadá ha firmado recientemente acuerdos de libre
comercio con la UE (denominado CETA -Comprehensive Economic and Trade Agreement-),
y el Trans Pacific Partnership Agreement (TPP)-. En ambos casos ha tenido la
precaución de proteger a sus sectores ganaderos considerados más sensibles. La
Unión Europea debe tomar ejemplo y proceder en consecuencia.
FUENTES:
(*)
Statement by the EU chief negotiator Ignacio García Bercero
following the conclusion of the 12th TTIP negotiation round.
http://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2016/february/tradoc_154325.pdf
(**) Estudio de impacto sobre el sector
ganadero español y comunitario del acuerdo de Asociación Transatlántica de
Comercio e Inversión (Transatlantic Trade and Investment Partnership –TTIP-)
entre Estados Unidos y la Unión Europea.
http://www.efeagro.com/wp-content/uploads/sites/2/2015/03/ESTUDIO-IMPACTO-TTIP-SECTORES-GANADEROS-EU-03-2015-1.pdf
(***)
European Union – Directorate-General for Agriculture and Rural Development –
AGRICULTURE IN THE EUROPEAN UNION STATISTICAL AND ECONOMIC INFORMATION-December
2013.
http://ec.europa.eu/agriculture/statistics/agricultural/2013/pdf/full-report_en.pdf
(****)
Agriculture in the Transatlantic Trade and Investment Partnership: Tariffs,
Tariff-Rate Quotas, and Non-Tariff Measures.
http://www.ers.usda.gov/publications/err-economic-research-report/err198.aspx
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