Varias cadenas de distribución en Francia, como Carrefour, Aldi o Lidl han firmado un acuerdo para no destruir los alimentos no vendidos, acabando con la práctica de verter lejía sobre ellos y donarlos a organizaciones de caridad. El acuerdo es voluntario pero se espera que tenga un gran cumplimiento por la mala publicidad que tendrían los supermercados que no lo cumplieran.
La firma de este acuerdo ha surgido como consecuencia de que el gobierno francés ha tenido que retirar su propuesta legislativa en la que obligaba a los supermercados de más de 400 m2 a no destruir los alimentos no vendidos y a donarlos a organizaciones benéficas.
En mayo pasado, el Parlamento francés votó por unanimidad la ley de la energía que en su artículo 103 recogía dicha obligación. Sin embargo dicho artículo ha tenido que ser eliminado de la ley por una tecnicismo legal.
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