En la 137 Sesión de la Comisión del Codex Alimentarius que se está celebrando esta semana en Ginebra se ha vuelto a debatir la hormona somatotropina bovina (BST) que se utilizan en algunos países para aumentar la producción de leche en las vacas. El Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) ya evaluó la BST en dos ocasiones -en la década de 1990 y de nuevo en 2013- y concluyó que las somatotropinas bovinas pueden utilizarse sin ningún riesgo apreciable para la salud de los consumidores.
En base a estas evaluaciones, la Comisión del Codex Alimentarius ha concluido que cuando la somatotropina bovina se utiliza de acuerdo con las buenas prácticas, los residuos en la leche no presentan un problema de salud y por lo tanto no hay necesidad de especificar un límite máximo de residuos en términos numéricos.
Esta opinión de la Comisión del Codex va en contra de la que mantienen muchos países en los que el uso de esta hormona está prohibida. En la UE está prohibida de manera definitiva desde el 1 de enero de 2000, si bien se dejó de usar en 1990. También está prohibida en otros países como Canadá (desde 1999) y en Nueva Zelanda (desde 2000). Sin embargo, si está permitida su utilización otros países como EEUU.
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