El escándalo que se inició en Irlanda en enero pasado y que luego se extendió a otros países de la UE en relación con la detección de carne de caballo en productos cárnicos preparados, que supuestamente eran 100% vacuno, han dado lugar a que se debata la necesidad o no de que se obligatorio la indicación en el etiquetado del origen de la carne usada en los productos procesados.
El lunes pasado, en la reunión del Consejo de Ministros de Agricultura de la UE fue uno de los temas discutidos, generando dos opiniones distintas. Por un lado, algunos países son de la opinión de que este etiquetado obligatorio devolvería la confianza al consumidor.
Por otro lado, otros países piensan que el escándalo fue un fraude económico, es decir, que intencionadamente se sustituyó carne de vacuno por carne de caballo por su menor precio, por lo que una reglamentación de etiquetado más estricta no hubiera evitado que los que se querían salta la legislación, se la saltasen.
La Comisión confirmó con los resultados de los exhaustivos análisis que se establecieron tras el escándalo, que la práctica estaba extendida y que se había mermado la confianza del consumidor.
Este otoño, la Comisión Europea tiene previsto presentar un informe sobre el etiquetado del origen de la carne usada como ingrediente de los productos cárnicos procesados. En base a este estudio, la Comisión podría presentar posteriores propuestas.
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