Entre 2013 y 2022 está previsto que crezca la producción mundial pero a una tasa mucho más lenta que en la década pasada, debido a que los sistemas de producción de leche basada en piensos se enfrentan con el encarecimiento de éstos, y los sistemas basados en pastos están restringidos por la disponibilidad limitada de tierra y agua, de acuerdo con un reciente informe de previsiones de la FAO-OCDE.
La mayoría del crecimiento se espera que ocurra en los países en desarrollo, si bien no se cree que sea suficiente para cumplir con la creciente demanda de productos lácteos. Es probable que aumente la demanda de importaciones, procedentes fundamentalmente de EEUU, la UE, Nueva Zelanda, Australia y Argentina.
En China, el aumento de la producción de leche es probable que sea menor que el aumento de la demanda como consecuencia de la falta de confianza en la producción doméstica, tras el escándalo de la melamina en 2008. Se espera que el consumo aumente en un 38% en 2022, resultando en un aumento del 20% de las importaciones lácteas, de las que la leche en polvo entera y semidesnatada suponen el 82%.
El informe de la FAO-OCDE prevé que los precios se mantengan fuertes a corto y medio plazo debido al tiempo que es necesario que transcurra para que la producción pueda acoplarse a la demanda. No obstante, los precios a corto plazo estarán sometidos a fluctuaciones por cuestiones puntuales que afecten a la oferta y demanda, como puede ser la meteorología.
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