Las industrias agroalimentarias deberían de abandonar su preocupación sobre los vaivenes de precio a corto plazo y tener una cooperación más cercana y duradera con los otros elementos de la cadena productiva, de acuerdo con un informe publicado por Rabobank.
Actualmente, la industria agroalimentaria está sometida, además de a la tradicionales presiones, a otras nuevas, como la competencia de los biocombustibles por la materia prima agraria, el debate biocombustibles frente a alimentación, la volatilidad del precio de las materias primas, las respuestas a base de normativas establecidas por los gobiernos etc, lo que ha proporcionado, aún mas complejidad al ambiente en el que este sector opera.
Rabobank opina que habría que modificar la actual estructura de la cadena productiva hacia otra más dedicada, en la que se aumentara la colaboración entre los procesadores y sus abastecedores de materias primas (los productores). El modelo actual se basa en acuerdos a corto plazo entre productores, procesadores y distribución, acuerdos que son independientes de la influencia y de los intereses de los otros miembros de la cadena.
Por el contrario, con el nuevo modelo se podría:
– Reducir el riesgo, consiguiendo acuerdos más estables que redujeran la volatilidad del precio.
– Mejorar la productividad, con un trabajo conjunto de todos los eslabones para mejorar la eficacia de los procesos.
– Acceder a nuevos mercado teniendo una mejor visión de las necesidades de cada eslabón de la cadena.
– Mejorar el acceso al capital al tener un mejor cash flow y mayor nivel de crédito.
– Mejorar la reputación de la marca.
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