No todas las fases de la producción de carne de vacuno producen la misma huella medioambiental. Un estudio realizado por el Departamento de Ciencias de la Davis University (EEUU) ha puesto de manifiesto que la fase en la que el ternero está con la madre es en la que se produce la mayor emisión de gases de efecto invernadero.
En la investigación, cuyos resultados se han publicado en el Journal of Animal Science, se ha comprobado que la producción de vacuno genera una huella que oscila entre 10,7 y 22,6 kg de equivalente de dióxido de carbono por kilo de canal en caliente.
Durante la fase en la que el ternero está con la madre, ésta le alumbra y lo amamanta hasta los 6 a 10 meses. En dicho período la vaca come pastos muy fibrosos, las cuales generan grandes emisiones de metano por la acción de las bacterias del intestino. Por el contrario, durante el cebo, el animal come mayoritariamente grano, que genera menos emisiones.
Según el estudio, en la producción británica clásica de vacuno, del 69 al 72% del total de emisiones, corresponderían a la fase de madre-ternero, y entre el 17 al el resto a la fase de cebo.
En el caso de los terneros de raza Holstein, que se ceban y proceden de las explotaciones de vacuno de leche, los porcentajes de emisión serían diferentes. La fase en la que el ternero está con la madre tendría menores emisiones que en el caso anterior, ya que éstas se contabilizarían en el vacuno de leche y no en el de carne. Por tanto, un 91% de las emisiones correspondería al cebo, un 7% al período de estancia con la madre y un 2% al transporte.
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