El algarrobo (Ceratonia siliqua) es un cultivo tradicional en la mayoría de países mediterráneos. Su fruto, la garrofa o algarroba, mediante un proceso industrial, es troceada y se obtienen dos productos: la pulpa (90 %) y el garrofín o semilla (10 %). La pulpa se utiliza tanto, para alimentación humana, que se ha revalorizado en los últimos años, como fuente de azúcares, fibra, antioxidantes naturales, poca grasa y no tiene gluten, y cuya harina se utiliza en muchos productos dietéticos y, últimamente, en recetas de cocina. También, se incluye en forma troceada en la formulación de piensos para el ganado. La semilla, destaca el endospermo, que se extrae la denominada “goma de garrofín” (en inglés Locust Bean Gum), que se utiliza como espesante y estabilizante natural en muchos productos alimentarios (helados, sorbetes, salsas, productos lácteos, etc.), y en los mismos aparece el código E-410 de la UE.
Durante las últimas décadas el cultivo del algarrobo ha sufrido una gran disminución de la superficie cultivada y de las cosechas mundiales, pasando de las 330.000 tm (década de los 80) a las 200.000 tm de garrofas actuales. Este descenso ha sido más acusado en España, primer país productor, aunque también en otros países mediterráneos (Italia, Chipre, Grecia, Turquía, etc.). La cosecha actual española es muy variable, oscilando entre 60-80.000 tm. de garrofa. Las fluctuantes cosechas son debidas, principalmente, a los escasos cuidados culturales de las plantaciones tradicionales, al bajo porcentaje de la polinizadores, a los altos costes de recolección que provocan en algunos casos la no cosecha del fruto, la incidencia de heladas, sequías, etc, que junto a los bajos precios de la garrofa, han motivado una generalizada perdida de interés por parte del sector hacia este cultivo. Paralelamente, de cara al fomento del cultivo, el sector tiene algunos problemas, destacando, entre otros, la falta de viveros especializados que produzcan planta injertada de calidad y a precios competitivos, la presencia de variedades con poco interés comercial y la escasez de plantaciones modernas, que sirvan de modelo de transferencia para los agricultores interesados en este cultivo.
Con este propósito, en el 2012 se constituyó la asociación “Empresas Innovadoras de la Garrofa” (EIG), como entidad nacional más importante en defensa del cultivo del algarrobo, que, por el momento se nutre de 14 empresas del sector, las cuales representa a productores de algunas cooperativas y troceadores industriales. Estas empresas se localizan en las principales zonas productoras de España, destacando las provincias de Valencia (6), Tarragona (4), Mallorca (2) y Murcia (2). En un futuro próximo se prevé la inclusión de otras empresas que representen a toda la cadena de valor de este producto alimentario. En esta línea, EIG apuesta fuerte hacia la I+D+i, con el desarrollo de un proyecto sobre el “Fomento y mejora del cultivo del algarrobo en España”, destacando, entre otros objetivos, la mejora de la multiplicación viverística, la selección de nuevas variedades que se ajusten a la demanda comercial y el establecimiento de parcelas experimentales en las zonas citadas, además de promocionar algunas acciones de transferencia tecnológica para seguir manteniendo el interés comercial de este cultivo arbóreo, muy adaptado a la creciente agricultura “a tiempo parcial” que se practica en el litoral mediterráneo.




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