El Parlamento Europeo aprobó ayer la adhesión de la UE al Convenio Internacional del Cacao de 2010, un acuerdo que obliga a los firmantes a mejorar las condiciones laborales en este sector. Asimismo, en una resolución aparte, los diputados han instado a las instituciones de la UE a luchar en favor de la eliminación de la mano de obra infantil en las plantaciones de cacao de todo el mundo.
«Una terrible cantidad de niños está expuesta a actividades peligrosas en plantaciones de cacao. El nuevo Convenio Internacional del Cacao nos dará más instrumentos para afrontar este problema, si bien hay que hacer más esfuerzos. Los legisladores y las partes implicadas en la producción de cacao deben cumplir con su responsabilidad de erradicar la mano de obra infantil en la producción de este alimento», declaró el socialista portugués Vital Moreira, responsable de la Eurocámara en este tema.
La UE es el principal consumidor de chocolate del planeta, con un 40% del total, y cuenta con algunas de las mayores empresas productoras. Más concretamente, el 80% del cacao que llega a la UE procede de los países de África occidental, donde se concentra un 70% de la producción mundial de este alimento. Además, el 90% del cacao del mundo está cultivado directamente por 5,5 millones de pequeños agricultores, si bien, en total, unos 50 millones de personas dependen económicamente de este sector, en entre ellos 14 millones de trabajadores en regiones rurales.
Varios estudios sugieren que en algunas plantaciones de cacao en Ghana y Costa de Marfil se ha usado como mano de obra a niños que habían sido previamente víctimas de las redes de tráfico de personas. Además, estos mismos menores pueden encontrarse demasiado expuestos a productos nocivos para la salud, como pesticidas.
Es por esto que los diputados reclaman que todos los actores de la cadena productiva del chocolate actúen para poner fin al tráfico de personas y los trabajos forzados de menores de edad en este sector, y reclaman a la Comisión que proponga un mecanismo de trazabilidad que permita detectar qué alimentos han sido producidos por menores. En esta misma línea se manifiesta el Convenio Internacional del Cacao ratificado hoy por la Eurocámara. Las partes firmantes de este acuerdo se comprometen a vigilar la trazabilidad a lo largo de toda la cadena productiva del chocolate.
Trabajo infantil
La legislación internacional únicamente permite el uso de menores como mano de obra si el trabajo no interfiere en su educación (impidiendo, por ejemplo, que vayan a la escuela) y no supone un riesgo para su salud o su desarrollo personal.
La resolución de la Eurocámara aclara, sin embargo, que se necesitan más datos objetivos para determinar el alcance del uso de menores en las plantaciones de cacao de África occidental, puesto que muchos niños ayudan a sus familias durante la cosecha, una práctica que no está considerada como mano de obra infantil. De hecho, el cultivo de cacao requiere una gran cantidad de trabajadores, sobre todo para su recolección, ya que no existen métodos mecánicos para obtener el fruto sin dañarlo.
El Convenio Internacional del Cacao es el principal tratado entre exportadores e importadores de cacao y tiene como objetivo conseguir un comercio más justo y sostenible de este producto alimenticio. La última versión del convenio, apoyada hoy por el PE, pide a los firmantes que recojan, analicen y den a conocer datos estadísticos sobre el comercio de cacao. Pese a buscar una mayor responsabilidad social y medioambiental de los actores en la producción y compraventa de cacao, el texto final del acuerdo no especifica ninguna medida concreta para luchar contra el problema de la explotación infantil.
Más de 215 millones de niños son utilizados como mano de obra, según la Organización Internacional del Trabajo. En este sentido, el texto de la resolución aprobada hoy por el PE insta a todos los Estados miembros que no lo hayan hecho a que suscriban la Convención de los Derechos del Niño de la ONU.
En el pasado, el Parlamento reclamó la prohibición de la mano de obra en el comercio europeo y la introducción de etiquetas con la inscripción «Child Labour Free» en los productos europeos. En diciembre de 2011, la Eurocámara retiró su apoyo al Acuerdo de Asociación y Colaboración entre la UE y Uzbekistán debido a pruebas concluyentes de que se usaba mano de obra infantil en los campos de algodón de este país asiático.
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