Es conocido que las leguminosas son capaces de fijar el nitrógeno del aire, debido a la simbiosis con las bacterias Rhizobium, que son bacterias de la nitrificación que se encuentran en los nódulos de las raíces de las plantas. No obstante, lo que se lleva más de 120 años discutiendo es como se permite la absorción de este nitrógeno por parte de las raíces de la planta.
Los científicos del John Innes Centre han dado con la solución. Han descubierto que es la propia planta la que permite la entrada a las bacterias, las cuales fijan el nitrógeno del aire y lo transforman en amoniaco. La propia leguminosa es la que produce una enzima que rompe la membrana celular y permite la entrada selectiva de estas bacterias.
La bacteria induce a la planta a crear un túnel en la membrana celular de los pelos absorbentes de la raíces. Las bacterias van creciendo y multiplicándose en este túnel en el que estas confinadas. Cuando alcanzan las células correctas, se les permite su entrada en las mismas. El túnel sirve de barrera contra las bacterias que no son rizobiales.
Este descubrimiento es muy importante, no solo porque responde a una duda arrastrada durante años, sino porque abre la posibilidad de poder transmitir esta característica de las leguminosas a otras plantas, como los cereales, haciéndoles capaces de fijar el nitrógeno del aire y reduciendo sus necesidades de abonos nitrogenados.
Los resultados de esta investigación se han publicado en el PNAS.
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