Expertos de la Universidad de La Rioja, dirigidos por el catedrático de Viticultura Fernando Martínez de Toda, han fijado los parámetros que han de cumplir las plantaciones de viñedo de calidad para optar a la cobertura específica del seguro en caso de siniestro. Este año, por vez primera vez, dichas condiciones establecidas por la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) han sido publicadas por el Boletín Oficial del Estado.
Dependiendo de la zona, del precio de la uva y de los riesgos climáticos, entre otros aspectos, la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) –dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino- establece el precio que se paga por la uva cuando se produce un siniestro. Algunos viticultores de la DOC Rioja no suscribían el seguro porque el producto de determinadas parcelas alcanzaba en el mercado un precio muy superior al estipulado en la póliza.
Fernando Martínez de Toda, catedrático de Viticultura de la Universidad de La Rioja, ha encabezado el grupo de expertos que se ha encargado de establecer los parámetros que ha de cumplir la plantación para optar a esa cobertura específica, atendiendo en un primer momento a las características de la Denominación de Origen Calificada ‘Rioja’.
El objetivo de proyecto era diseñar una propuesta válida para cualquiera de las denominaciones de origen y de los vinos de pago, por lo que la metodología que se estableciera debía ser muy sencilla, objetiva y con parámetros fáciles de medir en campo. Así, se han adaptado de manera paulatina diez denominaciones de origen más: Priorato, Ribera del Duero, Rueda, Bierzo, Jerez-Xérès-Sherry, Navarra, Penedés, Rías Baixas, Somontano y Toro.
La importancia de este proyecto reside no solo en abarcar once denominaciones de origen sino que se han recogido las observaciones de los diferentes técnicos y responsables de bodega con experiencia en pago de uva, así como que es una forma más de incentivar la calidad en el viñedo, ya que el viticultor que cumple estas condiciones obtiene una mayor rentabilidad ante la ocurrencia de un siniestro.
El Boletín Oficial del Estado publicó el 15 de enero de 2011 los parámetros para esta campaña. Así, para la DOC Rioja el precio al que se paga la uva de los viñedos que cumplan estas condiciones es de 0,90 – 1,00 €/kg frente a los 0,48 – 0,66 €/kg de un viñedo que no las cumpla.
El trabajo propone las «condiciones técnicas mínimas de cultivo para producir uva de la más alta calidad» y lo hace a través de dos parámetros fundamentales: la relación entre la superficie foliar expuesta y la producción de uva (SFE/P), y el vigor del viñedo, factores perfectamente estimables por el perito o, incluso, por el propio viticultor.
La relación SFE/P establecida ha de ser superior a 1,3 m2/kg. en los tipos de conducción con vegetación libre (como el vaso y el cordón libre) y superior a 1,5 m2/kg. en los tipos de conducción con vegetación dirigida (como la espaldera clásica) desde el inicio de la maduración de la uva. Teniendo en cuenta los sistemas de conducción empleados en el viñedo de ‘Rioja’ para cumplir esa relación, la producción estaría limitada en torno a los 2 kg./cepa y 7.000 kg./ha., con una superficie foliar expuesta mínima de 3 m2/cepa y 10.500 m2/ha para el caso de la espaldera y 2,6 m2/cepa y 9.100 m2/ha. para el vaso, como determina el estudio.
El segundo parámetro, que atiende al vigor, fija un mínimo que garantice la densidad foliar suficiente para cumplir la premisa anterior, y un máximo para que los racimos gocen de unas óptimas condiciones microclimáticas y el equilibrio hormonal de la cepa favorezca una adecuada maduración de la uva. En consecuencia, el vigor del viñedo se estima a través de las dimensiones de sus pámpanos o sarmientos en el período de maduración, cuyo número suele estar en torno a los 10-12 pámpanos por cepa, o en torno a los 8-10 pámpanos por metro lineal de vegetación. Los límites de vigor establecidos en el estudio se sitúan en una longitud mínima del sarmiento de 90 cm. Y 140 cm. de longitud máxima.
A estos dos criterios considerados como fundamentales, los técnicos y viticultores de las diferentes Denominaciones han incluido algún otro más como, por ejemplo, la edad del viñedo, situándola entre 10 y 15 años dependiendo de la zona vitícola y de la variedad. Otra condición también admitida es la que fija una producción máxima, algo que los investigadores, en principio, no establecían porque si existe superficie foliar suficiente para madurar esa uva, ya queda garantizada. En estos casos, se establecen unas limitaciones para uva tinta entre 5.000 y 5.500 kg./ha, y de 7.000 a 8.000 kg./ha para uva blanca.
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