El Banco Mundial ha advertido que desde junio, 44 millones de personas más han llegado a los umbrales de la pobreza en los países en desarrollo a causa de la subida del precio de los alimentos, cuyo nivel se está aproximando a los de la crisis de 2008. En la actualidad hay casi 1.000 millones de personas que sufren hambre en todo el mundo y más del 60% son mujeres, de acuerdo con las últimas cifras del Grupo del Banco Mundial, publicadas antes de la reunión del G-20 de Ministros de Economía y de Gobernadores de Bancos Centrales que tendrá lugar en París el viernes y sábado próximos.
Según la última edición de Food Price Watch, el índice de precios de los alimentos del Banco Mundial aumentó un 15 por ciento entre octubre de 2010 y enero de 2011, es un 29 por ciento superior al nivel del año anterior y se encuentra tan solo un 3 por ciento por debajo de su nivel máximo, registrado en 2008.
Entre los cereales, los precios mundiales del trigo registraron el mayor aumento, tras duplicarse entre junio de 2010 y enero de 2011. El precio del maíz se incrementó en alrededor de un 73 por ciento, pero el precio del arroz aumentó a un ritmo más lento que el de otros granos, lo que resulta crucial para muchos de los pobres del mundo. Los precios del azúcar y los aceites comestibles también han experimentado una suba considerable. En muchos países han aumentado los precios de otros productos alimenticios esenciales para una dieta variada, tales como las verduras en India y China, y los frijoles en algunos países africanos.
De acuerdo con Food Price Watch, el aumento de la pobreza extrema (menos de US$1,25 al día) debido al alza del precio viene acompañado de mayor malnutrición, dado que las personas más pobres comen menos y se ven obligadas a comprar alimentos menos costosos y menos nutritivos.
El Presidente del Grupo del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, ha pedido al G-20 que diera prioridad a los alimentos y ha reclamado medidas para garantizar que las personas y los países vulnerables tengan acceso a comidas nutritivas, como:
– Ayuda para que los pequeños agricultores sean en mayor medida parte de la solución para la seguridad alimentaria.
– Mejor acceso a la información sobre calidad y cantidad de las existencias de cereal;
– Mejora de la observación meteorológica, especialmente en África.
– Profundización del conocimiento de la relación entre precios internacionales y locales.
– Pequeñas reservas humanitarias de alimentos a nivel regional en zonas proclives a los desastres.
– Un código de conducta relativo a las prohibiciones a las exportaciones.
– Redes eficaces de protección social.
– Respaldo de desembolso rápido como alternativa a las prohibiciones a las exportaciones.
– Mejores productos de gestión de riesgos.
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