Aunque los piensos potencialmente contaminados con dioxinas en Alemania se han distribuido solo mínimamente a explotaciones porcinas y solo se ha detectado carne con exceso de este contaminante procedente de una única explotación, el sector porcino alemán se encuentra ahora en el ojo del huracán de la crisis de las dioxinas.
El consumo de carne de porcino se está debilitando y los mataderos alemanes ya han empezando a reducir sus sacrificios y a bajar los precios. Según publica el diario holandés Agrarisch Dagblad, los dos principales mataderos de Alemania, Vion y Tönnies, que habitualmente sacrifican unas 200.000 cabezas semanales cada uno, ya han tenido que reducir sacrificios y en algunos casos, cerrar algún día, alguna de sus plantas. Por el contrario, el tercer matadero más importante de Alemania, Westfleisch, ha manifestado no haber reducido los sacrificios.
Por otro lado, la compañía Harles and Jentzsch, donde se produjo la contaminación con dioxinas de la grasa vegetal destinada a piensos, se ha declarado en bancarrota. Todavía no se ha confirmado oficialmente si la contaminación fue por causas accidentales o como consecuencia de un fraude.



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