Diversas instituciones españolas han efectuado declaraciones que supondrían que los territorios sobre los que tienen competencias quedan «libres de transgénicos». Si bien en muchos casos estas declaraciones son mera retórica (como ocurre con los ayuntamientos que lo han hecho, sin tener competencias para ello), cabría esperar que las Comunidades Autónomas que han iniciado ese camino hubieran adoptado alguna medida concreta para llevar a efecto sus objetivos. Este es el caso de Asturias, Baleares, Canarias y País Vasco, que por acuerdos de sus Parlamentos (las dos primeras) o de sus Gobiernos autonómicos (las dos segundas) se han declarado «libres de transgénicos». Si se revisan estas declaraciones, se observa que en general el rechazo a los transgénicos queda acotado a los cultivos, sin extenderse a su uso en medicamentos, alimentos transformados, etc., como si sólo preocupara la producción agrícola, y no el consumo humano o industrial de transgénicos.
Curiosamente, se trata de regiones dónde apenas existe cultivo comercial de maíz grano, que es (junto a una patata para fécula) el único producto transgénico autorizado para el cultivo en la UE. Pero a la vez son regiones con una ganadería muy dependiente en su alimentación de los granos cultivados en otras regiones, que consume (como toda la ganadería española) piensos mayoritariamente transgénicos, lo que supone una contradicción flagrante ante la que las instituciones que se declararon «libres de OGM» no adoptan medidas. Podría alegarse que no tienen competencias para ello, porque no puede impedirse la libre circulación de piensos en la UE. Pero lo cierto es que ni siquiera en los asuntos en los que podrían adoptar medidas activas para «liberarse» de los OGM se ha hecho nada concreto. El ejemplo tal vez más llamativo sean las denominaciones de origen, indicaciones geográficas protegidas y otras etiquetas de calidad como los «label» vascos, en los que bien podrían las instituciones autonómicas, modificando los reglamentos de cada figura de calidad, prohibir el uso de transgénicos en la alimentación del ganado, sin que hasta la fecha hayan hecho nada en este sentido. De este modo, los Quesos de Idiazábal, de Mahón, de Cabrales o de Guía y la carne de Ternera Asturiana o de Euskal Okela se producen a partir de animales alimentados, como todos los demás, con piensos mayoritariamente transgénicos.
Como conclusión, y parafraseando al Unamuno de «¡Que inventen ellos!» podría decirse «¡Que investiguen y que cultiven ellos!». Y siguiendo con Unamuno, que escribió «Inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.», podría decirse que algunas regiones parecen pensar, en la práctica, que es mejor que investiguen sobre OGM y que los cultiven otros, para después consumirlos y, sin miedo a las contradicciones aparentes, usar esos OGM que otros cultivan para producir «alimentos de calidad con denominación de origen».
Política de comentarios:
Tenemos tolerancia cero con el spam y con los comportamientos inapropiados. Agrodigital se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso aquellos comentarios que no cumplan las normas que rigen esta sección.