A base de recortes presupuestarios los españoles y en concreto los castellanos y leoneses vamos despertando del letargo de supuesta bonanza en el que se ha estancado nuestro país durante los últimos años. Ya no tiene sentido, si es que alguna vez lo tuvo, querer aparentar más que el vecino, tener mejor coche, mejor casa, todo a base de créditos que hoy se convierten en humo. Peor lo tienen aún los responsables políticos, que se habían acostumbrado a tener a su alrededor una nube de asesores puestos a dedo que les daban palmadas en la espalda y les ponían la alfombra a cada paso, con el agravante de que esos políticos se estaban gastando un dinero que es de todos.
No queda otra que cambiar de actitud, porque las cuentas no cuadran y hay que pasar del despilfarro a lo esencial. Todavía no he escuchado a ningún banquero ni a ningún cargo político admitir que se han equivocado, que han permitido gastos absurdos que ahora hipotecan el futuro de todos. Pero pedir perdón, por lo visto, no va con el carácter de esta gente tan importante. Parece que, como ocurre a muchos, les es más fácil dejar de comer que de beber o salir de copas. No es fácil adaptarse al nuevo marco financiero, y menos con la precampaña electoral en puertas. Sólo así se entiende que en los presupuestos nacionales y autonómicos del 2011 se arremeta contra los sectores que representan el impulso productivo y económico. Eso sí, no se ahorran ni en la burocracia de asesores y ni en dar publicidad a las bondades de sus éxitos.
En tiempos de crisis, considero que el sindicalismo agrario tiene que estar más activo que nunca, para organizar y fortalecer la reivindicación de los profesionales, para ofrecerles herramientas y soluciones cuando las administraciones cierran sus puertas. Hoy, en este siglo XXI, hay que exigir a las organizaciones profesionales agrarias una reivindicación independiente y profesional a favor de la economía y condiciones sociales de aquellos a quienes representan. El papel de una organización profesional agraria ha de ser doble. Por una parte, ofrecer información, formación y el asesoramiento técnico más profesional, sorteando así la burocracia excesiva y a veces insensata que han de cumplir los agricultores y ganaderos. El segundo papel, que es la esencia de una OPA, es la labor de representación reivindicativa para lograr influir en las políticas agrícolas y ganaderas de las distintas instituciones o en las decisiones de todos los agentes relacionados con el sector agroalimentario, y en especial, en la consecución de un mayor valor por nuestras producciones.
Para poder influir, tenemos que ser fuertes. Para ser reivindicativos, tenemos que ser libres. La independencia en la reivindicación nos exige contar con una independencia económica y esta se logra, como sucede mayoritariamente en ASAJA, a través de las cuotas de los socios y de los convenios que desde nuestras organizaciones se realizan. Y se debe tener una base de afiliación lo más amplia posible, propiciando la comunicación interna con todos los socios, para que en todo momento a través de este diálogo se puedan trasladar las peticiones del sector a las administraciones. Lo primero es la negociación; lo segundo, la protesta. En ASAJA hemos salido a la calle, salimos y saldremos, porque en muchas ocasiones es por desgracia la única forma de que se escuche nuestra voz.
En una región como la nuestra, Castilla y León, en la que la agricultura y la ganadería tienen afortunadamente un peso importante, tanto económica como socialmente, la responsabilidad de las OPAS y de sus líderes es grande. A veces la negociación se torna difícil, porque obligar a elegir entre conseguir parte de lo que se pide o bien renunciar a todo pero conservar la chulería y la “vergüenza torera”. Sabemos que los caminos, en tiempos de crisis, se tornarán aún más complicados. Pero no hay miedo. Al fin y al cabo somos agricultores y ganaderos, y de crisis sabemos un rato.
Política de comentarios:
Tenemos tolerancia cero con el spam y con los comportamientos inapropiados. Agrodigital se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso aquellos comentarios que no cumplan las normas que rigen esta sección.