Es conocido que el brócoli es rico en sulforafano, un agente muy potente en la prevención contra el cáncer. Su potencia es tal, que un consumo de 3 – 5 raciones por semana es suficiente para observar efectos anti-cáncer. En otros productos con características similares son precisas cantidades mucho más grandes para conseguir los mismos efectos.
El problema es que cuando el brócoli se cocina demasiado (lo que habitualmente se hace), se inactiva la enzima de la planta que produce el sulforafano.
Científicos de la Universidad de Illinois (EEUU) han descubierto, por primera vez, que en el intestino hay unas bacterias que son capaces de liberar glucorafanina, precursora del sulforafano y que lo convierten en una forma absorbible por el cuerpo.
Los científicos sugieren dos formas de poder manipular las bacterias para obtener más agente beneficioso del brócoli. Una es alimentar a estas bacterias del intestino con prebióticos, como fibra, para fomentar su proliferación. Otra manera sería combinar brócoli con yogur de manera que se le proporcione al vegetal directamente la bacteria hidrolizante y disparando su poder protector contra el cáncer.
Esta investigación ha sido financiada por el Departamento de Agricultura de EEUU (ESDA).
El estudio es tema de portada del número de noviembre de Food & Function (Vol. 1, pp. 162-167). Está disponible on line la pre-publicación en:
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